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El primer año de gobierno de la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, terminó con un crecimiento nulo que incluso podría ser negativo. Lo más relevante, es que en el corto plazo no hay indicadores que permitan anticipar una pronta reactivación.

La búsqueda de crecimiento económico no se puede ver solamente como un objetivo general de la nación, sino como parte de un desarrollo integral que incluya una agenda industrial con programas e instrumentos que corrijan problemas e impulsen su expansión.

Desde hace muchos años, México aspira a convertirse en una gran plataforma internacional de logística y transporte. Su ubicación geográfica privilegiada, así como la evolución de sus puertos y aeropuertos lo posicionó, desde hace décadas, como un centro logístico de alto valor.

Uno de los factores más importantes en la generación de incertidumbre económica y financiera a nivel global, es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Sin embargo, también representa oportunidades que México no debe desaprovechar.

México evitó entrar en recesión técnica durante el primer semestre de 2019; sin embargo, su economía continuó desacelerándose, hasta obtener un balance de estancamiento en los seis primeros meses del año. Ante ello, lo más relevante ahora, es concretar la posibilidad de un ligero repunte lo que resta del 2019.