Es común que la gente desconozca los requisitos para obtener la patente de Notario en la Ciudad de México. Seguramente, esto se debe a que, como consecuencia del pacto federal, existe autonomía en cada una de las entidades federativas para legislar en materia notarial, lo que permite a cada entidad determinar libremente la forma de acceder al notariado.
De esta manera encontramos que, en algunos estados de la república, el acceso al notariado depende de la designación del titular del poder Ejecutivo local, es decir, el gobernador. Consecuentemente, es usual que, al terminar su sexenio, el gobernador saliente designe a los notarios que ocuparán las notarías vacantes.
Mientras que, en otras entidades, como es el caso de la Ciudad de México, la única forma de acceder a la patente de Notario, desde hace 76 años, es mediante el examen de oposición.
Además, para poder presentarse al examen de oposición, se requiere primero tener patente de Aspirante a Notario; es decir que, el examen de oposición no está abierto a cualquier persona, pues únicamente aquellos que hayan aprobado previamente el examen de aspirante a Notario, podrán concursar en el examen de oposición.
Los requisitos para presentar el examen de aspirante a Notario son, entre otros, los siguientes:
- Ser mexicano por nacimiento, tener veinticinco años cumplidos y no más de sesenta al momento de solicitar el examen.
- Ser profesional del Derecho, con título de abogado o licenciado en Derecho y con cédula profesional.
- Acreditar cuando menos 12 meses de práctica notarial ininterrumpida, bajo la dirección y responsabilidad de algún Notario de la Ciudad de México.
- Gozar de buena reputación personal y honorabilidad profesional y no ser ministro de culto.
El examen se desarrolla en las instalaciones del Colegio de Notarios de la Ciudad de México y consta de dos pruebas: una práctica y otra teórica.
La prueba práctica consiste en la redacción de uno o varios instrumentos notariales específicos, y su tema será sorteado de entre veinte formulados por el Colegio, los cuales serán sometidos a la aprobación de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales (CJSL). Para la prueba práctica, el sustentante dispondrá de seis horas corridas.
Una vez transcurrido el tiempo, comenzará la prueba teórica. Esta prueba se desarrolla mediante preguntas que realiza un jurado al sustentante. Las preguntas versaran sobre el caso práctico que ha desarrollado. El examen oral es público y cualquier persona puede ingresar a presenciarlo.
El jurado está integrado por un presidente nombrado por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, que será un jurista prestigiado en disciplinas relacionadas con la materia notarial; un Notario, designado por el Colegio y tres notarios vocales, de los cuales uno será designado por el Colegio y los otros dos por la CJSL.
Los miembros que integren el jurado no podrán ser cónyuges o parientes consanguíneos o afines hasta el cuarto y segundo grado respectivamente, del sustentante, ni titulares de las notarías en que éste haya realizado su práctica o prestado servicios.
Una vez que se obtiene la patente de aspirante a Notario, el aspirante puede participar en el concurso de oposición por la titularidad de alguna notaría vacante. Al igual que el examen de aspirante, el examen de oposición se compone de una prueba práctica y otra teórica. La prueba práctica, nuevamente consiste en la redacción de uno o varios instrumentos notariales específicos, y su tema también será sorteado.
Sin embargo, en este caso, la misma prueba práctica será resuelta simultáneamente por todos los sustentantes. De esta manera, el jurado podrá contrastar la mejor solución. Posteriormente, se desarrollará la prueba teórica, siendo que, en este caso, las preguntas que hacen los sinodales podrán versar sobre cualquier cuestión de Derecho que sea de aplicación al ejercicio de la función notarial; y siempre destacando el sentido de la prudencia jurídica.
El alto régimen de exigencia de estos exámenes garantiza que, desde hace 76 años, el acceso al notariado de la Ciudad de México sea exclusivamente para aquellas personas que han obtenido un altísimo grado de preparación y especialización; y que han demostrado sus conocimientos a través de un examen público; salvaguardando así un servicio notarial de excelencia para toda la ciudadanía.
*El autor es notario número 64 de la Ciudad de México.