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Actualmente, México está viviendo un momento muy peculiar y significativo. Este no es un fenómeno fortuito, es el resultado de 30 a 35 años de esfuerzos continuos para construir un andamiaje específico que ha abierto el país al mundo. 

Totalmente alejado de un ambiente devaluatorio, la paridad del peso frente al dólar ha transitado en seis años de la sorpresa por su tendencia a los efectos por su fortaleza. De cara al futuro no hay riesgos devaluatorios en puerta, pero sí muchos factores potenciales de volatilidad.

México tiene un gran potencial de desarrollo para los próximos años, por la estabilidad económica y social, y por las oportunidades de relocalización. Bajo ese contexto, nuestro objetivo es un México más fuerte, con prosperidad compartida.

“Estamos en un momento excepcional para nuestro país y colaborando todos y todas podemos hacerlo todavía mejor”.

México ha avanzado significativamente en el largo plazo hacia una estabilidad macroeconómica y financiera robusta, y posee características estructurales que auguran un crecimiento sostenido superior al que hemos alcanzado hasta el momento.

El nuevo gobierno debe enfocarse en promover un crecimiento económico sostenible que atraiga inversión extranjera y nacional, generando empleos de calidad y bien remunerados. Con sectores diversificados como la manufactura, automotriz, servicios, tecnología, agricultura y turismo, México tiene una base sólida para este crecimiento.