La oferta de crédito hipotecario bancario en México se amplió mediante el lanzamiento de nuevos productos, caracterizados por menores costos y mayor accesibilidad por parte de los bancos.
Si a algo debe agradecerse el auge inmobiliario de la primera década del siglo XX es a las Sofoles y Sofomes, instrumentos financieros que, tras la recesión económica de 2008-2009, replantean su porvenir.
Nacen en los noventas como una opción para atender a clientes con un perfil desatendido en el mercado por la banca, con la crisis de 1995 toman un papel fundamental en el financiamiento para la vivienda participando activamente en la colocación de crédito puente e individual, siendo en esa época prácticamente la única opción de financiamiento al estar la banca más preocupada por recuperar la cartera que generar nuevos créditos.
Desde la última edición de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) hasta la Asociación de Banqueros de México (ABM) y el International Council of Shooping Center (ICSC), se dieron cita este mes para intercambiar visiones de negocios sobre las tendencias del 2011.
Iniciamos la década con esquemas hipotecarios creados para salir de la crisis de 1995. Los créditos en Unidades de Inversión (UDI), como moneda, eran comunes, y los otorgaban las Sofoles.