Aun cuando ya se ha elegido el inmueble, el proceso de cierre puede tardar entre tres y seis meses, debido a trámites burocráticos, fragmentación del proceso y escasa coordinación entre los actores involucrados, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).
Si bien el comprador cuenta con una preaprobación bancaria, la obtención del crédito puede tardar semanas. A esto se suman procesos como el avalúo, certificados registrales, constancias de no adeudo y otros trámites a cargo de autoridades locales que muchas veces operan con plataformas poco eficientes y saturadas.
De acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), la vivienda usada representó más del 62 % de las compraventas en México durante el primer trimestre de 2025, con un crecimiento anual de 8.3% en valor.
Por ello plataformas tecnológicas como Tuhabi han ganado terreno al ofrecer soluciones para agilizar el proceso, aunque no puedan intervenir directamente en los tiempos de las autoridades. Su modelo incluye herramientas de valoración automática, compra directa, gestión de trámites y financiamiento integrado.
“El problema no es solo la lentitud, sino la opacidad del proceso”, afirma Juan Carlos Hartasanchez, director de asuntos corporativos de Tuhabi. “Nuestro objetivo no es reemplazar a los actores tradicionales, sino conectarlos para que los datos fluyan de forma transparente y ágil”.