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Invertir en los Fideicomisos de inversión en bienes raíces es una buena estrategia para asegurar un portafolio de rendimientos, ya que a medida que más compañías eligen establecer operaciones de nearshoring en México, la demanda de espacios relacionados se incrementa.

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Con más de una década de existencia en el mercado de valores en México, los Fideicomisos de inversión en bienes raíces (Fibras) son muy atractivas para el público inversionista.  Hoy operan 16 Fibras en el país, que en su conjunto representan más del 4% de la renta variable nacional y el 4.5% del PIB nacional con más de 27 mil millones de pesos.

Así lo reitera la Asociación Mexicana de Fibras Inmobiliarias (Amefibra), organismo que además recalca su importancia en el sector inmobiliario, ya que el total de las Fibras representó 18.8 millones de metros cuadrados (m2) de Área Bruta Rentable (ABR), solo en el primer trimestre del año.

Recordemos que dichos instrumentos están enfocados en la consolidación, adquisición y/o construcción de grandes portafolios en bienes inmuebles a gran escala para venta/renta en México -sector de oficinas, industrial y retail-, los cuales otorgan dividendos trimestrales derivados de su flujo operativo.

 

Uno de los antecedentes de las Fibras es un modelo de negocio creado en Estados Unidos en la década de los años 60 y que sigue vigente: los Real Estate Investment Trusts (REITs).

 

En México, la creación de las Fbras data de 2011, año que coincidió con el surgimiento de Fibra Uno (FUNO), fideicomiso que alberga el portafolio más grande y diverso en el territorio nacional con más de 600 propiedades equivalentes a 11 millones de m2 de ABR.

En años recientes, fenómenos como el nearshoring han impulsado el crecimiento de las Fibras, en especial en el rubro industrias, con la relocalización de empresas en México, asiáticas principalmente.

Esta nueva estrategia de las compañías que buscan afincarse en el país ha perfilado una necesidad de por lo menos 2.3 millones de m2 cuadrados en espacios industriales, principalmente en la zona fronteriza del norte, indica la misma Amefibra.

André El Mann, CEO de FUNO, comentó que la relocalización no es un asunto de un cambio de condiciones de mercado de corto plazo, sino que representa un cambio en el paradigma de la configuración de las cadenas de suministro globales. En este cambio nuestros socios comerciales, dijo, Estados Unidos y Canadá, buscan reubicar sus cadenas productivas cerca de los mercados de consumo final.

“México se encuentra en una posición privilegiada para aprovechar este cambio que es de una magnitud enorme. Este cambio en la cadena de suministro implica para nuestro país la necesidad de mayor inversión en muchísimas áreas”.

 

Las Fibras están enfocadas en la consolidación, adquisición o construcción de portafolios de oficinas, industrial y retail.

 

En ese sentido, México sigue en la mira de nuevos capitales, ya que esa cercanía con Estados Unidos, sus tratados comerciales y la mano de obra calificada suma para ser un territorio fértil para la instalación de nuevas compañías y justo ahí las Fibras son clave para resolver  la demanda de parques o naves industriales.

Para Fibra Uno ha sido una gran oportunidad de contar con esos espacios para la industria, en ciudades como Tijuana y Ciudad Juárez, donde prácticamente la ocupación llega al 100 por ciento.

Por tanto, invertir en Fibras es una buena estrategia para asegurar un portafolio de rendimientos, ya que a medida que más compañías eligen establecer operaciones de nearshoring en México, la demanda de espacios relacionados se incrementa y esto es atendido por dichos fideicomisos inmobiliarios.