La respuesta se debe afrontar desde varios puntos de vista, como el del consumidor, pero también por el lado de los desarrolladores.
Por una parte, los salarios se han mantenido muy contenidos por la difícil circunstancia económica que seguimos experimentando, de baja actividad económica, que contrasta con el ritmo de crecimiento en los precios de la vivienda a nivel nacional, que no dejaron de avanzar incluso en el periodo más álgido de la crisis sanitaria en el 2020.
Por lo tanto, el margen para adquirir una vivienda se ha contraído, sobre todo en la población de más bajos recursos, mientras que los segmentos medios y altos son los que tienen acceso al crédito hipotecario de la banca y los primeros del Infonavit.
Desde el punto de vista de aquel que ya es dueño de un inmueble y lo ofrece en renta, se ve beneficiado porque normalmente los contratos de las rentas se van ajustando anualmente de acuerdo con la inflación y, de alguna manera, se podrían ver beneficiados con mayores ingresos.
Por ejemplo, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta el mes de junio, los precios productos de la construcción repuntaron un 15.35% en los últimos 12 meses. Sin embargo, hay productos específicos con incrementos de hasta el doble de su precio antes de iniciar este ciclo de alza.
De acuerdo con un análisis de Orange Investments, el reto para los desarrolladores será:
- Ser muy eficiente en el proceso constructivo.
- Evitar salir del presupuesto
- Entregar a tiempo
- Aprovechar la racha de los precios en ascenso
Sin embargo, consideran que también hay oportunidades como:
- La gran demanda de unidades en el mercado
- Aprovechar las opciones de financiamiento
- Y con precios en ascenso, el retorno de las inversiones es prometedor.