|  

Hoy en día, el mundo atraviesa por una transición hacia la regionalización, lo cual puede beneficiar a Norteamérica, gracias a los 30 años que lleva de integración económica entre Estados Unidos, México y Canadá.

12 No me gusta0

 

Para algunos analistas, la relocalización de las cadenas de suministro o nearshoring, ha sido calificada como el fin de la globalización. Pero para Kenneth Smith, exjefe de la Negociación Técnica para el T-MEC, se trata de un cambio de paradigma en el que la regionalización saldrá fortalecida y, en ese escenario, México tiene varias ventajas que podrían ayudar a integrar a Norteamérica como la región más competitiva del mundo.

Durante su participación en el podcast Norte Económico, de Grupo Financiero Banorte, Smith indicó que las empresas buscan reducir el riesgo de que sus cadenas de valor se queden paralizadas en algún lugar lejano, como sucedió durante la pandemia. Sin embargo, esto no significa el fin del comercio exterior como lo conocemos actualmente.

“Ante estos shocks internacionales en materia inflacionaria, en materia de los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China o la situación bélica en Ucrania, los países que logren tener esquemas de cooperación y libre comercio con sus principales socios, sobre todo con sus vecinos, son los que van a estar mejor posicionados para enfrentar estos shocks externos.

"Estamos viendo una transición hacia la regionalización y eso también puede beneficiar a nuestra región porque ya traemos 30 años de una integración económica constante con Estados Unidos y con Canadá”, aseveró el exjefe de la Negociación Técnica para el T-MEC.

 

 

En los últimos cuatro años, Estados Unidos ha implementado aranceles prohibitivos a China que han generado un efecto de sustitución por productos mexicanos. Esto no solo ha significado una mayor Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente de América del Norte, ya que, gracias al T-MEC y otros tratados comerciales, México se ha convertido en la puerta de entrada a la economía estadounidense para otros países como Japón y Corea del Sur.

Justamente, el TLCAN y el T-MEC fueron producto del esfuerzo por fortalecer la integración económica de América del Norte, pero que, en un inicio, para México era una oportunidad para integrar una región, “como un perímetro de producción único en donde borramos las fronteras para efectos prácticos en términos del flujo de bienes y de la inversión para, en ese sentido, construir la región más competitiva del mundo”, muy similar a lo que Estados Unidos plantea hoy.

 

¿Cuáles son los sectores con mejores oportunidades?

En la coyuntura actual, en México existen varias áreas económicas que se pueden aprovechar, sobre todo en los sectores de manufactura y manufactura avanzada y que se han visto beneficiadas por las nuevas reglas del T-MEC, que no incluía el original Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), señaló Kenneth Smith.

 

La primera área de oportunidad se encuentra en el uso de las tecnologías de la información que pueden reducir los tiempos de cruce en la frontera y otros trámites burocráticos. También se encuentra lo que el experto denomina la economía del futuro y que tiene que ver con la nueva era digital y la computación en la nube.

 

Otras industrias que podrán verse beneficiadas en el escenario actual son las que requieren de un alto grado de protección de derechos de propiedad intelectual. En este rubro se encuentra la biomedicina, las grandes compañías farmacéuticas y otros equipos médicos de alta tecnología.

Al respecto, Smith advirtió que México debe impulsar varias reformas y realizar inversiones estratégicas para que este nuevo Mexican Moment pueda ser aprovechado. Principalmente, hizo un llamado a fomentar el crecimiento económico en todas las zonas del país y no solo las que tradicionalmente se han visto beneficiadas por el TLCAN.

De igual forma, el país debe hacer una apuesta por las energías renovables ya que los inversionistas extranjeros están buscando opciones limpias para reducir su huella de carbono.

Por último, indicó que, si el país consigue estar a la altura de la demanda, podría llegar a duplicar la IED que recibe, la cual se estima que este año llegue a los 40 mil millones de dólares.