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Hoy en día, Fisher Island, frente a Miami Beach, es el código postal más caro de Estados Unidos, con precios promedio de 11.9 millones de dólares y una exclusividad inigualable.

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Cuando se habla de lujo inmobiliario en Estados Unidos, ningún lugar supera a Fisher Island, una isla privada frente a Miami Beach que concentra algunas de las propiedades más caras del país. De acuerdo con Realtor.com, este exclusivo enclave alcanzó un precio medio de venta cercano a los 11.9 millones de dólares, lo que lo convierte en el código postal más costoso de la nación, por encima de zonas icónicas como Newport Coast, California.

 

Ahora bien, lo que hace única a esta isla de apenas 87 hectáreas es una combinación difícil de replicar: Acceso restringido, privacidad absoluta y amenidades de clase mundial. Solo pueden ingresar residentes o invitados autorizados, lo que la mantiene aislada, segura y extremadamente deseada. No es de extrañar que figuras como Oprah Winfrey, Julia Roberts o Tom Cruise posean propiedades allí, mientras que celebridades como Shakira o Lionel Messi han mostrado interés en unirse a la selecta comunidad.

 

Gables Estates puede ser el barrio más caro de Estados Unidos, pero el código postal más exclusivo está justo al lado de la costa. "No hay otro lugar como Fisher Island", aseguró Isaac Toledano, fundador y director ejecutivo de BH Group. Agregó que: "Obviamente, mucha riqueza está llegando al sur de Florida... y si puede permitirse vivir junto al agua, este es el sueño americano perfecto".

Las propiedades en Fisher Island tienen en promedio 350 metros cuadrados, aunque los nuevos desarrollos superan con creces esas dimensiones. Un ejemplo es The Residences at Six Fisher Island, un proyecto que ofrecerá condominios de 445 m² en un edificio de 10 pisos, con precios que inician en 15 millones de dólares. Los futuros residentes tendrán acceso a transporte privado en barco y helicóptero, además de servicios de mayordomía las 24 horas.

 

 

Más allá del glamour, la isla cuenta con todo lo necesario para la vida diaria de sus menos de 800 residentes: Puerto deportivo, canchas de tenis, un club social de lujo y una escuela privada a la que solo pueden acceder los hijos de quienes viven en la isla. Esta combinación de infraestructura y exclusividad ha atraído en los últimos años a familias jóvenes y adineradas que buscan no solo lujo, sino también seguridad y discreción.

El atractivo de Fisher Island se refuerza con el auge de millonarios y multimillonarios que ha experimentado Estados Unidos en los últimos cinco años. Según analistas, este grupo busca invertir en bienes raíces únicos que no solo preserven su capital, sino que les ofrezcan un estilo de vida inigualable.

 

Con una historia que se remonta a 1919, cuando fue adquirida por el empresario Carl Fisher y posteriormente por la familia Vanderbilt, la isla ha pasado de ser una residencia privada a consolidarse como el epicentro del mercado inmobiliario de ultra lujo en Norteamérica. Y sin terrenos adicionales disponibles para nuevos desarrollos, Fisher Island seguirá siendo un diamante aislado en medio del océano.

 

Con información de elobservador.com.uy