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La incertidumbre comercial entre México y EE.UU. impactó al mercado industrial de Tijuana en el primer trimestre de 2025, con una fuerte caída en la demanda de espacios y un aumento en la desocupación, especialmente en el corredor El Florido–Boulevard 2000.

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El mercado industrial de Tijuana inició 2025 con el pie izquierdo. Durante el primer trimestre del año, la demanda bruta de espacios industriales en la ciudad fronteriza apenas alcanzó los 41 mil metros cuadrados, lo que representa una caída del 63% frente al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con datos de Solili.

 

Indicó que este retroceso se atribuye a la incertidumbre generada por las recientes tensiones comerciales entre México y Estados Unidos, producto de la renegociación de tratados y la implementación de nuevos aranceles. Este clima poco favorable ha llevado a múltiples empresas a pausar planes de expansión o, en algunos casos, relocalizar operaciones fuera de Tijuana.

 

Uno de los efectos más notorios fue el incremento en la desocupación de naves industriales, que sumó 63 mil metros cuadrados en los primeros tres meses del año. En otras palabras, la cantidad de espacio que se liberó superó ampliamente al que fue ocupado, lo que dejó una demanda neta negativa de -10.3 mil metros cuadrados al cierre del trimestre.

 

 

Fue El Florido–Boulevard 2000 el corredor industrial más afectado, una zona clave para actividades logísticas y de manufactura, que concentró el 76% del total de los espacios desocupados. Esta región, históricamente activa, ha sido una de las más golpeadas por los ajustes en las estrategias de ocupación de los inquilinos.

 

Con la demanda neta en terreno negativo, el panorama en Tijuana refleja una contracción clara en la actividad industrial. La ciudad, que en años recientes fue uno de los polos más dinámicos del norte del país gracias al nearshoring, ahora enfrenta el reto de recuperar la confianza de inversionistas y arrendatarios.

 

La necesidad de nuevas estrategias para reactivar el mercado es urgente, mientras persista el entorno de incertidumbre macroeconómica que afecta no solo a Tijuana, sino a otras regiones industriales clave del país.