Reducir el uso de energía operativa en un 30%, renunciar al gas en sus operaciones y apoyar a los habitantes a acceder a programas para una mejor eficiencia se encuentran entre las nuevas propuestas de una estrategia ambiental renovada de la ciudad de Sídney.
Con el respaldo del gobierno local, la comunidad está invitada a aportar sus comentarios sobre el borrador de estrategia centrado en los próximos cinco años para alcanzar cero emisiones netas para 2035.
El proyecto, comentó la alcaldesa de Sídney, Clover Moore, es llevar a Sídney hacia un futuro descarbonizado y la estrategia ambiental establece cómo seguir reduciendo las emisiones y abordar la crisis climática de frente. “En la historia de la humanidad, 2024 fue el año más caluroso a nivel mundial y estamos sintiendo ese cambio a nivel local: Seis de los años más calurosos registrados en Nueva Gales del Sur ocurrieron en los últimos 10 años”, agregó Moore.
Hasta el momento, la ciudad australiana ha logrado grandes avances desde 2006 al aminorar las emisiones operativas en un 76 por ciento.
Los objetivos de la ciudad de Sídney son:
▪ Promover programas estatales y federales que tengan como objetivo ayudar a los habitantes a acceder a tecnologías de eficiencia energética renovable.
▪ Presionar para que se asignen recursos para monitorear y hacer cumplir un estándar mínimo de alquiler con salvaguardas para evitar impactos en la asequibilidad de la vivienda.
▪ Seguir apoyando a los edificios de apartamentos para electrificar sus activos y mejorar la eficiencia energética y del agua a través de asociaciones residenciales y comerciales.
▪ Abogar por cambios en los estándares mínimos de alquiler para incluir la eficiencia energética.
Moore añadió: “Adquirimos nuestra electricidad de fuentes 100% renovables y ahora debemos eliminar el gas fósil de la mezcla. Este trabajo complejo, pero importante, está en marcha, especialmente en nuestras piscinas, donde estamos sustituyendo el gas por bombas de calor eléctricas eficientes”.
Sídney continuará con el apoyo a las comunidades locales haciendo su parte para controlar las emisiones, que han disminuido un 41% desde 2006. En la zona, el 65% de los hogares viven en alquiler y tienen limitaciones en lo que pueden hacer para electrificar los lugares donde viven.