A pesar del arranque incierto de 2025, el mercado de oficinas en la Ciudad de México mostró “un desempeño moderadamente positivo”. Durante el primer trimestre, la demanda neta sumó 21 mil 880 metros cuadrados en edificios clase A, impulsada por la preferencia de empresas —sobre todo tecnológicas— por espacios modernos y bien ubicados.
Estas últimas estuvieron marcadas por la salida de dependencias federales, que han reducido su huella de oficinas.
Ahora bien, este cambio en el perfil de los inquilinos ha sido relevante en la migración hacia inmuebles de mayor especificación.
Para José Luis Rubi, “esto es consecuencia de un mayor apetito por reubicarse a inmuebles con instalaciones, equipos y amenidades de alto perfil. Esta tendencia favorece a los submercados del área central de negocios de la ciudad, donde se encuentran varios de los mayores bloques disponibles de espacio en edificios con ese perfil”.
Dijo el director de Investigación de Mercados en Cushman & Wakefield, una firma global de servicios inmobiliarios, que las nuevas exigencias incluyen eficiencia energética, conectividad y ubicación estratégica, reflejo del nuevo esquema laboral híbrido.
En inmuebles premium del centro, ya se registran casos por encima de los 40 dólares, resaltó el especialista a través de un estudio.
La oferta en construcción se ha ajustado a la baja. Actualmente hay 317 mil 282 m² en desarrollo, menos de un tercio de lo que se construía hace siete años.
Si bien la disponibilidad sigue beneficiando a los inquilinos, el ajuste en el inventario podría cambiar ese equilibrio.
Hoy en día, el entorno macroeconómico es incierto. Las decisiones comerciales de Estados Unidos generan volatilidad y frenan expectativas de crecimiento.
“La evolución que ha tenido el mercado de oficinas en la Ciudad de México ha estado altamente influida por los cambios en la forma como se organizan las empresas de todos los giros. Y dichos cambios han estado marcados por el avance tecnológico”, agregó José Luis Rubi.
Estimó que la combinación de trabajo presencial con el teletrabajo ha disminuido la intensidad de uso de espacio de oficinas por empleado, lo que ha resultado en un 30% menos de absorción que la observada hace diez años para el mismo número de empleados.