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Durante 2025, la tendencia del nearshoring continuó siendo un tema clave para la economía y el mercado inmobiliario mexicano, aunque con matices que reflejan una evolución de expectativas y retos frente al contexto global.

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El fenómeno, que inicialmente se centró en la reubicación de actividades manufactureras cerca de los principales mercados de consumo, ha estado marcado por ciclos de impulso, ajustes y ahora transita hacia lo que algunos analistas identifican como una segunda fase con sectores más diversificados.

 

Las publicaciones de Real Estate Market muestran que el nearshoring continuó impulsando inversiones industriales a lo largo del año 2025 y ha contribuido al crecimiento del sector inmobiliario, con impactos directos en el desarrollo de infraestructura logística e industrial. Sin embargo, el avance no ha sido homogéneo ni exento de desafíos.

 

A lo largo del año, tensiones comerciales —particularmente amenazas arancelarias desde Estados Unidos y el entorno geopolítico de 2025— generaron incertidumbre y riesgos para algunas cadenas de suministro, poniendo énfasis en la importancia del T-MEC como marco de competitividad.aaa

Pero a pesar de ello, México mantiene un atractivo relevante para la Inversión Extranjera Directa (IED), con registros crecientes y un máximo histórico en captación durante los primeros trimestres de 2025, lo que ratifica la confianza de inversionistas globales en el potencial del país.

Un elemento destacado de las tendencias observadas es la diversificación geográfica e industrial de la actividad. Si bien los estados del norte y corredores industriales consolidados siguen liderando la demanda de espacios logísticos e industriales, regiones como el Bajío ganan terreno gracias a su conectividad y oferta de servicios, consolidando a México como un destino logístico competitivo.

 

 

En este contexto, la narrativa del nearshoring 2025 empieza a incorporar la idea de un “nearshoring 2.0”, donde la relocalización no se concentra únicamente en sectores tradicionales como automotriz o manufactura pesada, sino que abre oportunidades crecientes en industrias tecnológicas y de equipos de cómputo ante el fuerte repunte de las exportaciones de este sector productivo a lo largo de dicho año.

 

El impulso de cadenas de valor vinculadas a tecnologías de información, electrónica y producción de componentes de cómputo representa un campo de expansión estratégico debido a la creciente demanda global de estos bienes y la proximidad logística que México ofrece hacia Estados Unidos y Canadá.

 

Esta evolución implica una transición hacia inversiones con mayor valor agregado y sofisticación tecnológica, que pueden fortalecer la competitividad del país en sectores de mayor productividad y salarios superiores.

 

Para capitalizar esta potencial segunda etapa, analistas también han insistido en la importancia de mejorar políticas fiscales y regulaciones, y reducir barreras administrativas, con miras a atraer inversiones más amplias y diversificadas en el largo plazo.

Finalmente, el nearshoring en 2025 confirmó su papel como motor de crecimiento e infraestructura, consolidó la demanda inmobiliaria industrial y coloca a México en una ruta de diversificación estratégica hacia sectores tecnológicos, destacando la oportunidad de un nearshoring 2.0 más amplio y profundo.