Los créditos a la vivienda representan el 21.1% de la cartera vigente de la banca en México, en donde los créditos de vivienda media y residenciales significan el 96.8% de la cartera total hipotecaria, mientras que la vivienda de interés social representa apenas el 3.2% de la cartera de crédito de vivienda de la banca comercial.
Durante julio pasado, el portafolio hipotecario crecía a una tasa anual de 2.1%, en agosto mejoró a 2.6% y en septiembre en 2.8%, mostrando una recuperación lenta pero firme. Sin embargo, no podemos dejar de comparar que un año atrás (octubre de 2023) se crecía a un ritmo anual de 5%, lo que indica primero la pérdida de fuerza que se presentó en 2024, y segundo que ese debilitamiento ya tocó fondo y se inició la recuperación.
El crédito hipotecario que otorga la banca tuvo en la primera mitad de 2024 un débil desempeño; sin embargo, luego de llevarse a cabo la elección federal en junio, ha tenido una buena reacción en cuanto a la nueva colocación de crédito hipotecario.
Y en los años más recientes, sobre todo 2023 y 2024, el crédito hipotecario bancario presentó un debilitamiento en su ritmo de colocación de nuevos créditos. Nunca por cerrar la llave del crédito, ni tampoco por endurecer las políticas de los bancos respecto a los clientes, sino porque se convino un repunte del costo del crédito y un acelerado crecimiento de los precios en la vivienda, lo que propició que muchos clientes se desperfilan para ser sujetos de crédito.
Como respuesta, los bancos buscaron la forma de flexibilizar sus productos para que pueda haber mayor acceso al crédito, sobre todo de las personas más jóvenes que están en condiciones de solicitar un financiamiento hipotecario.
De cara al 2025, se prevé que sea sostenida la recuperación del portafolio hipotecario sin afectar la salud del mismo.