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La autoconstrucción en México refleja la urgencia de millones de familias por acceder a una vivienda, pero también abre la oportunidad de replantear soluciones habitacionales dignas, seguras y sostenibles.

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En las orillas de muchas ciudades mexicanas, los techos de lámina y los muros improvisados son parte del paisaje cotidiano. Son hogares levantados poco a poco, sin planos oficiales ni créditos hipotecarios, pero con la urgencia de tener un lugar donde vivir. Este fenómeno, conocido como autoconstrucción y ligado a la urbanización informal, refleja uno de los grandes retos del país: El acceso a una vivienda adecuada.

De acuerdo con ONU-Hábitat, en México casi 4 de cada 10 personas (38.4%) viven en condiciones de vivienda no apropiadas, ya sea por hacinamiento, uso de materiales poco duraderos o falta de agua potable y saneamiento seguro. A nivel regional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que una de cada tres familias en América Latina habita en casas precarias o sin servicios básicos.

Por qué urge atender la autoconstrucción

 

Expertos en vivienda como Saint-Gobain, líder mundial en construcción ligera y sostenible, señalan que ignorar esta realidad solo agrava el déficit habitacional. La autoconstrucción masiva, lejos de verse como un problema aislado, debería asumirse como una oportunidad para integrar soluciones técnicas y sociales que mejoren las condiciones de vida de millones de familias.

 

Al respecto, la empresa especializada en construcción plantea cuatro razones clave para integrar soluciones que respondan a las condiciones reales de millones de familias que autoconstruyen sus hogares:

  1. Un problema global: Según la ONU, 330 millones de personas carecen de un hogar y más de 1,120 millones habitan viviendas inadecuadas en todo el mundo.
  2. América Latina rezagada: El BID advierte que la región enfrenta un déficit estructural, con millones de familias sin acceso a una vivienda digna.
  3. México en cifras: ONU-Hábitat calcula que más de un tercio de la población vive en casas que no cumplen condiciones básicas de seguridad y habitabilidad.
  4. Necesidad de reconstrucción: El Banco Mundial estima que en 64 economías emergentes será necesario reconstruir 68 millones de viviendas, lo que equivale a una cuarta parte del déficit global.

 

 

Construir con dignidad

 

Ante este panorama, los especialistas coinciden en que es momento de replantear la manera en que se entiende el acceso a la vivienda. La autoconstrucción no debe verse como un obstáculo, sino como una plataforma para innovar con materiales ligeros, sistemas modulares y acompañamiento profesional que permitan construir hogares más seguros, sostenibles y accesibles.

 

En palabras de Saint-Gobain, construir con dignidad es también construir futuro. Reconocer la autoconstrucción como parte de la realidad social mexicana abre la puerta a soluciones que no solo atienden la urgencia del presente, sino que también garantizan un desarrollo urbano más resiliente para las siguientes generaciones.