Las recientes lluvias intensas y las alertas ambientales en la Zona Metropolitana del Valle de México han puesto sobre la mesa un problema cotidiano que afecta a millones: Los largos trayectos al trabajo.
Esta situación no solo resta calidad de vida a los trabajadores, también acentúa problemas como el tráfico, la contaminación y el estrés urbano.
Ante este panorama, expertos y urbanistas plantean una alternativa que ya empieza a discutirse con seriedad: El modelo de las "ciudades de 15 minutos", una idea que busca reorganizar las urbes para que cada persona pueda acceder a servicios esenciales —como trabajo, salud, educación y recreación— a no más de 15 minutos de su hogar, caminando o en bicicleta.
Bajo este contexto, el auge del trabajo híbrido y de los espacios de trabajo flexibles representa una pieza clave para avanzar hacia esa meta. Según WeWork, el porcentaje de personas que trabajan bajo esquemas híbridos pasó del 11% en 2019 al 64% en 2025. Esta transformación permite acercar el empleo a los barrios residenciales, reducir traslados diarios y mejorar la salud física y mental de los empleados.
“Urbes como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey tienen el potencial de convertirse en entornos más integrados, donde vivir cerca de donde se trabaja o estudia sea la norma, no la excepción”, explica Álvaro Villar, Head de Ventas Hispanoamericanas de WeWork. La descentralización del empleo no solo reduce la huella ambiental, también activa economías locales y genera comunidades más cohesionadas.
En tiempos de contingencia, lo cercano no solo es conveniente: Puede ser también más resiliente, saludable y humano.