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Mudarse con un amigo se ha convertido en una opción cada vez más popular, sobre todo en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, donde la renta puede ser un reto para muchos jóvenes.

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Compartir departamento no solo ayuda a reducir gastos, también puede abrir la puerta a vivir en zonas mejor ubicadas o en desarrollos con amenidades que normalmente estarían fuera del presupuesto individual.

 

Pero antes de firmar ese contrato y celebrar con pizza la primera noche juntos, es importante considerar los puntos buenos… y los no tan buenos. De ahí que grupo inmobiliario Levy Holding te comparte los pros, los contras y algunas recomendaciones para quien está considerando compartir hogar con un amigo:

 

Lo bueno de compartir depa con un amigo

- Ahorro compartido: Dividir la renta, los servicios y otros gastos es el principal atractivo. Además, puedes acceder a una vivienda de mayor calidad, mejor ubicada o con más espacio.

- Confianza y convivencia relajada: Vivir con alguien que ya conoces elimina la tensión inicial de compartir con un desconocido. Las reglas de convivencia pueden fluir con más naturalidad.

- Apoyo emocional: Enfrentar la vida adulta acompañado puede ser menos abrumador. Ya sea un mal día en el trabajo o una urgencia, tener a alguien cercano siempre suma.

- Responsabilidades más llevaderas: Limpiar, hacer las compras o pagar cuentas puede ser más sencillo cuando hay confianza y buena comunicación.

 

 

Retos que podrían poner a prueba la amistad

- Límites personales borrosos: La cercanía puede hacer que uno invada el espacio del otro sin darse cuenta. Compartir casa no significa compartir todo.

- Estilos de vida diferentes: Uno puede ser madrugador y el otro nocturno, uno puede amar el orden y el otro vivir entre caos. La diferencia en hábitos es una de las principales causas de conflicto.

- Tensión por el dinero: Si uno se atrasa en los pagos o no cumple con lo acordado, pueden surgir problemas que dañen tanto la convivencia como la relación.

- Riesgo a la amistad: Cuando las cosas no salen bien, no solo se pierde un roomie… también un amigo.

Tips clave para que todo funcione

  1. Hablen todo antes de mudarse: No den por sentado que se conocen. Aclaren cómo dividirán los gastos, qué reglas tendrá el hogar y qué es importante para cada uno.
  2. Definan espacios personales: Aunque compartan techo, cada uno necesita privacidad. Tener tiempo y espacio para uno mismo es fundamental.
  3. Mantengan una comunicación abierta: Si algo molesta, díganlo de forma clara y sin esperar a que explote. Ser honestos evitará muchos dolores de cabeza.
  4. Sean flexibles y tengan paciencia: La convivencia siempre implica adaptarse. Escuchar, ceder y negociar será parte del día a día.

Un mercado que se adapta a nuevas formas de vivir

 

El auge de esta tendencia ha sido tan notorio que incluso el mercado inmobiliario y financiero ha comenzado a adaptarse. Hoy en día existen opciones para unir créditos hipotecarios entre amigos o familiares, lo que permite comprar una propiedad juntos, compartiendo responsabilidades y beneficios.

 

Desde su división HEI Realtor, el grupo inmobiliario Levy Holding señala que cada vez más jóvenes buscan viviendas para compartir con amigos. “Las nuevas generaciones quieren soluciones habitacionales flexibles, funcionales y bien ubicadas. Nuestro trabajo es ayudarlos a encontrar espacios que realmente se adapten a su estilo de vida”, explica Sergio León, director de marketing y estrategia comercial de la firma.

Vivir con un amigo puede ser una gran experiencia si se hace con planeación, honestidad y acuerdos claros. No todo es diversión, pero con comunicación y respeto, puede convertirse en una etapa muy enriquecedora... y, por qué no, en una forma inteligente de acceder a una mejor calidad de vida sin desfondar el bolsillo.