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De 18 propiedades en la CDMX catalogadas como Monumentos Artísticos, 14 de estas exclusivas propiedades se encuentran en la Colonia Roma, un verdadero refugio de la conservación patrimonial.

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Además de ser un refugio cultural y gastronómico emblemático, la colonia Roma, situada en el corazón vibrante de la Ciudad de México, es el hogar de verdaderos tesoros arquitectónicos.

Es un barrio muy codiciado por una audiencia global, ya que ofrece una vida serena a tan solo unos pasos de importantes centros financieros, rodeados de un ambiente sofisticado que irradia arte.

 

Y a pesar de que el vasto mosaico de viviendas que se encuentran en la Ciudad de México asciende a más de 2.7 millones, según datos del INEGI, solamente 18 tienen el honor de estar catalogadas como Monumentos Artísticos por el INBAL, lo que representa apenas un 0.00065 por ciento.

 

Por lo que, debido a esta pequeña cifra, es muy escasa la oportunidad de poder ser dueño de una pieza de la historia y la cultura mexicana. Justamente, la Colonia Roma destaca como un verdadero bastión de la conservación patrimonial, al contar con 14 de las 18 exclusivas propiedades artísticas, que constituyen el 25.93% del total nacional.

Debido a su limitada disponibilidad, la adquisición de una de estas propiedades no solo es excepcionalmente rara, sino que demanda un comprador con una sensibilidad única y una educación en la apreciación del valor histórico, cultural y estético que estas mansiones ofrecen.

 


La colonia Roma se asemeja a distritos europeos como el Barrio Gótico de Barcelona o el Marais en París.

 

Sus fachadas de cantera y espacios históricos sin igual, muestran una grandeza de centurias pasadas que susurran miles de relatos, haciendo que estas propiedades sean el epítome de la herencia y la majestuosidad arquitectónica de la ciudad.

No obstante, la rareza y exigencia de sensibilidad y capacidad financiera, hacen que estas propiedades estén fuera del alcance del inversionista promedio. La razón es que necesitan de alguien con una profunda apreciación por el arte y la historia, que esté dispuesto a asumir la responsabilidad de conservar un legado cultural, además del deseo de ser parte de una tradición de custodia que trasciende generaciones.

A la colonia Roma se le podría comparar con distritos europeos como el Barrio Gótico de Barcelona o el Marais en París, lugares donde cada piedra y cada esquina cuentan la historia de la ciudad, y en donde poseer una propiedad es sinónimo de ser parte de la leyenda urbana. Y la singularidad de la colonia Roma radica en su mezcla de cultura cosmopolita con el encanto histórico mexicano, haciendo que la inversión en un Monumento Artístico sea toda una experiencia.

 

Quien tenga la suerte de encontrar una propiedad catalogada a la venta y convertirse en vecino de la Colonia Roma, significará mucho más que adquirir una dirección prestigiosa; es heredar un legado invaluable y unirse a un círculo exclusivo de personas que no solo buscan una inversión financiera, sino una inversión en la cultura, la historia y el arte que define la esencia de México.