Distrito Zeta, la nueva "ciudad" ubicada en Málaga, España, está inspirada en los adolescentes que nacieron a finales de la década de los 90 hasta el comienzo de este milenio.
Algunas de las iniciativas que pretende hacer realidad son: tener un sistema de entrega de paquetería a través de drones, usar energía eólica con la recarga de dispositivos móviles o canjear puntos por cada acción solidaria, entre otros.
Se dio a conocer que la inversión será de entre 35 y 40 millones de euros y que el barrio albergará alrededor de tres mil 500 viviendas, de las cuales, unas mil 100 serán Vivienda de Protección Oficial (VPO), donde podrían habitar unas ocho mil personas; se construirán en el sector de Sánchez Blanca, un lugar a menos de 5 minutos de la zona universitaria de Teatinos. De acuerdo con la firma Urbania International, será la mayor área de expansión de Málaga capital, con una extensión de más de 66 hectáreas y 70 mil metros cuadrados de zonas verdes.
Orientado como un nuevo modelo de ciudad, el proyecto diseñado sobre paradigmas urbanos de sostenibilidad y el concepto 'Smart City', consideró propuestas de los adolescentes de la llamada Generación Z, como por ejemplo una zona para interactuar con objetos animados de realidad aumentada, poder contar con una estación de Pokémon o Minecraft.
Se propone además que el barrio cuente con un sistema de entrega de paquetería a través de drones y se implantarán los llamados Zeta Coins. "Cada vez que alguno de los vecinos haga una acción solidaria, como recoger a otros niños del colegio o regar las plantas, recibirá puntos que podrá canjear en comercios locales o en transportes de movilidad sostenible", mencionó el responsable del proyecto.
Diseñado por Urbania International, el espacio tendrá huertos urbanos en los que los residentes dispondrán de su propia despensa ecológica. Cada persona que esté interesada apadrinará un árbol, con una placa que recordará la fecha de la proeza.
Una ciudad a la medida
Para mejorar la experiencia de tirar la basura, se integrarán plantas aromáticas y barreras acústicas enfocadas a evitar que el sonido llegue a los residentes que viven más cerca de los contenedores.
Además, el arquitecto del proyecto destacó la importancia de controlar "punto a punto las farolas", por lo que, a partir de una determinada hora por la noche, se disminuirá su intensidad lumínica, que irá aumentando cuando se detecte la presencia de personas. Se busca también que la iluminación de estos sistemas no afecte a las aves que puedan anidar en árboles, por lo que se reducirá la intensidad de la luz para evitar sombras y el mal uso del alumbrado.
Con información de elplanetaurbano.com