Existen varios propietarios de inmuebles que viven de sus rentas, situación que se puede volver un problema si no se toman las debidas precauciones. Actualmente, existen diversas alternativas para evitar que la experiencia con un inquilino sea un dolor de cabeza.
Los tres principales problemas en el arrendamiento inmobiliario son: los constantes atrasos en las rentas, en el mantenimiento o la total falta de pago; el fraude de identidad del inquilino que firma la renta; y los daños al inmueble por mal uso o negligencia.
“Para aprovechar los beneficios económicos del alquiler hay que tomar también ciertas reservas”, afirmó Diego Llano, CFO de Morada Uno, startup 100% mexicana. Y explicó los conflictos derivados en cada caso, así como la forma de evitar que los propietarios de casas y departamentos en renta pasen por tales desavenencias:
1 Atraso en el pago de la renta y el mantenimiento o impago de ambos. Cuando se retrasa el pago del alquiler, le ocasiona mucho estrés al dueño, debido a las constantes e incómodas llamadas telefónicas de cobro y la preocupación de que la situación escale a un litigio y se complique mucho más.
En México, la ley protege bastante al inquilino, desafortunadamente algunos abusan de sus derechos y se atrasan en sus pagos; como propietario no puedes iniciar un juicio de terminación de contrato y recuperación del inmueble hasta que el inquilino incumpla su segundo pago de renta. El arrendatario que lo sabe, paga parcialmente para que nunca se cumpla ese plazo, no pueda ser demandado y el propietario siga sin recibir su dinero.
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El impago total afecta más a los arrendadores ya que en promedio, poseen un inmueble en renta. Lo que les queda en ese caso es buscar asesoría para iniciar un proceso legal (el cual puede durar incluso hasta un año) para tratar de recuperar sus rentas y su inmueble. La solución: para evitar la incertidumbre, visitas a los juzgados y los procesos complicados para todos, lo ideal es contar con una garantía de renta, es decir, una protección que cubra al arrendador ante cualquier imprevisto derivado del alquiler.
2 Fraude de identidad. Cada vez es mayor el número de casos de suplantación de identidad para llevar a cabo la contratación de productos financieros o de arrendamiento. Con el robo de identidad, una persona fácilmente puede fingir ser otra para celebrar un arrendamiento y tomar posesión de un inmueble.
“A través de este robo de identidad, al momento de proceder a un litigio y de recuperar el inmueble, es muy complicado porque la persona que firmó el contrato no es alguien real, el proceso de demanda es más complejo y el tiempo se alarga en consecuencia, así como el costo del mismo”, destaco el CFO.aaaa
La solución: tiene que ser totalmente preventiva, es decir, con investigaciones profundas que utilizan tecnología para detectar documentos alterados y falsificación de identidad a través de datos biométricos. “Nosotros usamos tecnología basada en un software de detección de alteración de documentos y verificación de identidad”, aseveró el directivo.
- Daños al inmueble por mal uso o negligencia. Si bien es común que en el arrendamiento se presenten daños al inmueble más allá del uso y deterioro normal de las cosas, el contrato debe de señalar claramente a quién corresponden los gastos de mantenimiento y daños mayores.
No obstante, daños ocasionados por hacer modificaciones no autorizadas o incluso dejar una ventana abierta en temporada de lluvia y estropear un piso de madera pueden llegar a ocasionar daños cuantiosos que no cubre el depósito de renta.
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En esos casos, se vuelve muy complicado recibir una indemnización a través de la vía civil; “tendrías que irte a un juicio y ganarlo, que se le embarguen bienes al arrendatario (una cuenta bancaria, un coche o un inmueble de su fiador) y se subasten para poder cubrir los daños de tu casa”.
La solución: ante las eventualidades que generan altos costos, lo mejor es protegerse con un seguro de daños al inmueble y que cubre hasta seis veces el monto de la renta. Un buen seguro debe cubrir todos los daños ocasionados por el mal uso de un inmueble o negligencias del inquilino.