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En Estados Unidos ha generado una facturación de 33 mil millones de dólares al año.

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Posterior a que Blackstone Real Estate Income Trust Inc. Diera a conocer la conclusión de un acuerdo para comprar Simply Self Storage, una compañía de almacenamiento por mil 200 millones de dólares con una cartera de alrededor de 750,000 metros cuadrados en Estados Unidos, los espacios para almacenamiento están en tendencia.

El Self Storage ofrece un almacenaje en autoservicio para usuarios particulares, profesionales o empresas que necesitan pequeño espacios, de manera segura, y con un uso exclusivo, y que desean gestionar ellos mismos con total libertad.

Según Marcos Victorica, en un artículo que dio a conocer a través del portal https://www.ambito.com/ de Argentina, “los grandes fondos de inversión desembarcan en la industria del Self Storage atraídos por su alto rendimiento y bajo mantenimiento”.

Por este argumento, la industria del storage se vislumbra como una posibilidad de inversión por su estabilidad y que no presenta grandes fluctuaciones, por lo que se puede considerar como “un refugio seguro para las carteras de inversión: de fácil entrada y salida, con una rentabilidad segura y estable que equilibra el resto de las inversiones”.

Por su parte, el Wall Street Journal la ha calificado como una inversión segura y de baja vulnerabilidad en momentos de incertidumbre económica.

Lo anterior, forma parte importante de la economía de Estados Unidos, ya que ha logrado una facturación de 33 mil millones de dólares al año en rentas y con alrededor de 30 millones de usuarios. 

Se estima que 20 % de las personas que invirtieron en esta industria, volvieron a hacerlo.

El Self Storage se encuentra dentro del concepto Commercial Real Estate (CRE), que se define como una propiedad de inversión destinada a generar ganancias, ya sea por renta o apreciación.

Su demanda se deriva del alto nivel de consumo, la frecuencia de mudanzas por trabajo o estudio y la falta de almacenamiento para diversos usos.

Además de grandes inversores, compran esos espacios directamente los pequeños inversores y brókers inmobiliarios, entre otros.