La segunda etapa del Tren Interurbano México-Toluca, conocido como "El Insurgente", está en su recta final de construcción en el tramo que conecta Lerma con Santa Fe, según informó Jorge Nuño Lara, secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).

Jorge Nuño Lara 

Durante una presentación ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, Nuño detalló que las pruebas de este tramo se completaron exitosamente, verificando el sistema de frenado, el comportamiento electromecánico y los sistemas de seguridad, lo que permitirá su apertura al público el próximo 31 de agosto.

Esta etapa comprende 29 kilómetros y conectará la estación de Lerma con Santa Fe. Los trenes, equipados con un sistema de pilotaje automático y seguridad de nivel dos, garantizan un frenado seguro en la pendiente que va de Toluca a Ciudad de México. Cada tren tiene capacidad para 718 pasajeros y cuenta con comodidades como aire acondicionado y videovigilancia.

Beneficios del tren interurbano en el Valle de México

La estructura incluye un viaducto de arco metálico, un túnel de cinco kilómetros que cruza el Cerro de las Cruces, viaductos mixtos, y pasos vehiculares. También cuenta con 48 kilómetros de catenaria flexible y cinco kilómetros de catenaria rígida.

Nuño recordó que la primera etapa del tren, que va de Zinacantepec a Lerma, fue inaugurada en septiembre de 2023. Ahora, al concluir esta segunda etapa, se espera que el ahorro de horas de viaje entre Zinacantepec y Santa Fe sea de 1.5 horas, beneficiando a más de cinco millones de personas de los municipios y alcaldías cercanas. El recorrido total tomará 39 minutos y el sistema podrá mover hasta 235 mil pasajeros diarios, habiendo generado ya 17 mil empleos directos y 30 mil indirectos.

Además de este tramo, la SICT también trabaja en dos proyectos adicionales: la estación Vasco de Quiroga, que ya está finalizada y conectará con el sistema de transporte Cablebús, y un viaducto atirantado en Santa Fe, que presenta un avance del 70 por ciento.

Finalmente, Nuño destacó que la construcción del tren se dividió entre el gobierno de la Ciudad de México, que gestionó 16 kilómetros de obra civil, y la SICT, que se encargó de 42 kilómetros adicionales, así como de los sistemas electromecánicos, talleres y cocheras.