Sin embargo, persisten riesgos regulatorios y rezagos estructurales que podrían limitar el potencial del nearshoring en el país.
Los especialistas explicaron en conferencia de prensa que, antes del inicio de la nueva administración Trump, Estados Unidos cobraba un arancel promedio de 2.5% al resto del mundo, frente a 0% para México. Con los datos disponibles hasta agosto de 2025, ese diferencial se incrementó: el arancel promedio aplicado al mundo subió a 11%, y el correspondiente a México a 5 por ciento. Aunque ambos podrían seguir aumentando, la brecha sigue favoreciendo a la producción instalada en México.
A ello se suma que el país reforzó su posición como primer exportador hacia Estados Unidos, ampliando la distancia frente a China y Canadá. Asimismo, México ya se había colocado como el principal socio comercial de ese país, y en meses recientes también se convirtió en su primer destino de exportación, superando a Canadá.
Se suman a estos factores rezagos estructurales que ya limitaban el impulso del nearshoring antes de los cambios regulatorios: insuficiencia de infraestructura, retos en el suministro energético, disponibilidad de agua y problemas de logística. Todos son elementos que deben atenderse para que México pueda aprovechar el potencial completo de la relocalización.
Los analistas de Banamex concluyeron que, si bien las condiciones estructurales —como la cercanía con Estados Unidos— siguen favoreciendo al país, la falta de certidumbre y las deficiencias en infraestructura podrían impedir que el nearshoring alcance la magnitud esperada.