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Los precios de la leña se han disparado en Europa ante un probable período de incertidumbre económica relacionada con la energía.

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En algunas regiones de Europa se preparan para la escasez de energía ahora que una fuente clave de suministro, el gas proveniente de Rusia, se ha agotado en medio de la fricción geopolítica sobre Ucrania, y la falta de alternativas inmediatas apunta a una situación incierta por venir.

De alguna manera, la creciente demanda de leña en Europa sirve como un indicador económico líder, anota Juan Letzing, editor digital de Inteligencia estratégica del Foro Económico Mundial.

En Alemania, el precio de la “leña, pellets de madera o similares” aumentó un 86% en agosto en comparación con el mismo periodo del año anterior. En Bulgaria, la casi duplicación de los costos de la leña influyó en una decisión reciente de dejar de exportar madera a países no pertenecientes a la Unión Europea, UE.

 

Alguien dijo recientemente a una estación de radio en Polonia que ahora podría ser más barato cortar muebles viejos y quemarlos que comprar leña.

 

En los Países Bajos, los proveedores ya estaban acabando sus existencias antes de que terminara el verano. Incluso en Suiza, donde la tasa de inflación ha sido relativamente moderada, el precio de la leña subió un 26% en el octavo mes del año en curso.

Este almacenamiento de leña se produce cuando la región ya había aumentado el interés por el uso de gránulos de madera como combustible alternativo más limpio que el carbón (el consumo de gránulos alcanzó un nuevo máximo en la UE el año pasado). Sin embargo, la oferta general en ese rincón del mercado se vio restringida por una prohibición de la UE sobre los pellets de madera importados de Rusia.

 

 

Los troncos para calefacción y los pellets para combustible no son los únicos productos de madera afectados por la geopolítica. El costo del papel higiénico se ha disparado en muchos lugares, ya que han crecido los costos de la energía necesaria para cocinar la pulpa de madera requerida; un fabricante de papel higiénico en Alemania ha comenzado a intentar utilizar el café molido como alternativa a la pulpa.

La madera brinda un ejemplo particularmente evidente de la actual crisis del costo de la vida que afecta a gran parte del mundo, ya que las irregularidades y los conflictos en la cadena de suministro distorsionan el valor de todo, desde el pan hasta los autos usados (el aumento de precios en agosto para los autos usados en Suiza fue de 16%).

 

Sin embargo, la demanda inusualmente alta de madera no es solo un problema económico; a la vez tiene implicaciones ambientales.

 

En Hungría, una flexibilización de las normas de tala destinadas a ayudar a satisfacer la creciente necesidad de leña provocó protestas que atrajeron a miles de personas, algunas de ellas literalmente abrazando árboles.

Los pellets de madera también han sido motivo de preocupación. Si bien la quema de madera como combustible se ha promocionado como neutral en carbono, siempre que vuelvan a plantarse el número de árboles utilizados, se han planteado serias dudas sobre cuán limpia y sostenible es realmente esta práctica.

Las investigaciones han demostrado que la quema de madera para obtener energía emite más dióxido de carbono por kilovatio-hora generado que los combustibles fósiles, lo que hace que sea imperativo el rápido crecimiento de nuevos árboles para absorber esas emisiones.

“La tala de bosques para el uso de energía no es sostenible ni ayuda a nuestra independencia energética”, dijo recientemente un miembro alemán del Parlamento Europeo.

 

 

La “sed” de leña europea tiene otras implicaciones: la contaminación del aire causada por la quema de madera puede ser problemática y el robo de leña se ha convertido en un problema. En general, los altos precios de la madera pueden incentivar la sobreexplotación y la tala ilegal, y la quema de madera utilizada en la construcción es capaz de almacenar carbono durante largos periodos.

Aún así, un suministro constante de troncos de madera promete ser clave para el esfuerzo general para limitar el uso de energía este invierno y empujar a la región más cerca de la independencia energética de Rusia (mientras que las empresas europeas ya han logrado reducciones tangibles en el uso de energía, los hábitos domésticos han demostrado ser más difíciles de medir).