El más reciente ajuste fue el pasado 18 de diciembre cuando la junta de gobierno del Banco de México redujo la tasa de interés objetivo en 25 puntos base para ubicarla en 7.0%. El movimiento estuvo en línea con las expectativas del mercado y del consenso de analistas, y confirma la continuidad del ciclo de relajación monetaria iniciado este año, aunque con señales claras de mayor cautela hacia adelante.
Los analistas de la institución financiera subrayan que uno de los principales retos para Banxico es el manejo de los riesgos inflacionarios asociados a los ajustes fiscales y arancelarios previstos para 2026. Aunque la Junta reconoce que estos cambios podrían traducirse en mayores presiones de precios, ha insistido en que su efecto sería transitorio. No obstante, el análisis considera que habría sido deseable que el banco central incorporara desde ahora estimaciones preliminares de estos impactos en sus proyecciones, con el fin de fortalecer la credibilidad de su trayectoria inflacionaria de mediano plazo.
Hacia adelante, Banamex mantiene su expectativa de que la tasa de referencia cierre 2026 en 6.50%, nivel que considera consistente con una postura monetaria neutral. Este escenario supone que, tras la pausa en el primer trimestre del próximo año, Banxico podría realizar dos recortes adicionales de 25 puntos base, siempre y cuando se confirme que las presiones inflacionarias son acotadas y de una sola vez, y que las expectativas de inflación de mediano plazo permanezcan ancladas.
En suma, el análisis de Banamex sugiere que el ciclo de recortes de Banxico entra en una fase más cautelosa. La pausa prevista para el inicio de 2026 refleja la necesidad de evaluar con mayor claridad el impacto de los cambios fiscales, la evolución de la inflación subyacente y el comportamiento de la actividad económica. Más que el nivel puntual de la tasa, el mensaje central es que la política monetaria seguirá guiándose por la prudencia, en un entorno donde los riesgos inflacionarios aún no están completamente disipados.