La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al mes de septiembre mostró que la tasa de desempleo disminuyó por tercer mes consecutivo al ubicarse en 5.1%, como resultado de que las personas que regresaron a formar parte de la Población Económicamente Activa (PEA) (+621 mil personas) encontraron empleo, al mismo tiempo que la población desocupada disminuyó en 49 mil personas, para ubicarse en 2.7 millones. En total, se incorporaron 670 mil personas a la población ocupada. Esto es evidencia de que la población se encontraba a la espera de retomar sus puestos de trabajo originales con una mayor apertura. De los 12.5 millones de personas que dejaron de estar ocupadas en abril, 7.8 millones han regresado a su trabajo, mientras que 4.7 millones de personas aún se encuentran sin trabajo como consecuencia del confinamiento.
Por otro lado, se observó una recuperación en el volumen de la población ocupada en el sector terciario de 1.1 millones de personas, gracias al relajamiento de las restricciones de movilidad durante septiembre. En particular, los sectores con la mayor recuperación de la población ocupada fueron el comercio con 515 mil personas y los servicios sociales con 413 mil personas. En contraste, disminuyó el personal ocupado en los servicios de transporte y comunicaciones (74 mil), en el gobierno y organismos internacionales (58 mil) y restaurantes y servicios de alojamiento (5 mil).
Cabe mencionar que la Población No Económicamente Activa (PNEA) disponible asciende a 10.5 millones de personas, registrando 4.6 millones más de lo observado al inicio de la pandemia en marzo, lo que podría indicar que parte de la población todavía se encuentra a la espera retomar sus puestos de trabajo.
Si tomamos en cuenta esta distorsión que se genera derivado de las personas que permanecen desincentivadas en buscar trabajo por la pandemia (∆ mar-sep en la PNEA disponible), así como la población que necesita un trabajo y busca uno (desocupados), el total de personas que necesitan un empleo es de 7.4 millones (desocupados + ∆ mar-sep en la PNEA disponible).
Por otro lado, debido que la tasa de desempleo abierto es el cociente entre la población desocupada y la PEA, no se puede ver reflejado la realidad completa del desempleo. Por lo que, es relevante tomar en cuenta la tasa de desempleo extendido (PNEA disponible + PEA). Dicha tasa se ubicó en 20.6% en septiembre, por debajo de lo observado en agosto de 21.1%. En términos absolutos, esto representa un total de 13.26 millones de mexicanos que se encuentran disponibles para trabajar pero que no tienen un empleo.
La población subocupada registró una disminución de 583 mil personas, para ubicarse en 8 millones. En este sentido, la tasa de subocupación fue menor en 1.3 puntos porcentuales en relación a agosto, al pasar de 17% a 15.7%. Sin embargo, la población subocupada aún se encuentra 3.6 millones por arriba de septiembre del 2019.
La ocupación informal ascendió a 28 millones, equivalente a un incremento de 240 mil empleos frente a agosto. La tasa de informalidad de septiembre se situó en 54.9%, cifra menor en 0.2% a la observada el mes previo. Asimismo, destaca una mayor creación de empleos con bajos ingresos, donde la población ocupada con una percepción de 1 hasta 2 salarios mínimos se incrementó 1.1% mensual, mientras que la población ocupada de más de 5 salarios mínimos se mantuvieron sin cambios, lo que impacta negativamente la masa salarial.
En general, las cifras de empleo muestran una recuperación pero está lejos de considerarse en forma de “V” no sólo por el número de personas que aún no tiene un empleo, sino también porque parte de la recuperación de los puestos laborales se ha dado en subocupación, en informalidad o con menores salarios. Hacia adelante, existe el riesgo de una desaceleración en el ritmo de recuperación del mercado laboral y no se puede descartar un retroceso. Por otro lado, es probable que la tasa de desempleo se incremente los próximos meses dado que las personas catalogadas en la PNEA disponible podrían optar por buscar un empleo, luego de que los ahorros se han visto mermados tras un largo periodo de espera para retomar sus actividades originales, lo que provocaría un incremento en la población desocupada.