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Siempre está el riesgo de la situación macroeconómica del país que es ajena a nosotros. Se puede salir con un buen proyecto en tiempo y costos, pero si el país no está creciendo ni generando empleo, representa un riesgo.

Es indudable que México vive un momento de incertidumbre provocado por factores externos —nacionalismo y proteccionismo global amplificado por Trump, y factores internos—  como un gobierno débil. Por ello, este año hay que actuar con cautela.

Por ahora el Real Estate es más un mercado de inversionistas locales, de quiénes pueden realizar sus inversiones en pesos con retornos en la misma moneda, y tienen un perfil a largo plazo para superar este ciclo de desaceleración.

Un buen proyecto inmobiliario siempre tendrá ocupación, lo que aplica tanto para un edificio de oficinas como para un centro comercial. Todo se centra en el tipo de producto que estés haciendo y el mercado al que estés enfocado, y no a coyunturas por cuestiones externas o internas.

No vienen tiempos fáciles, pero tampoco se acabó el mundo. En estos momentos es cuando se presentan las mejores oportunidades y hay que estar listos para tomarlas; no veo una catástrofe que nos lleve a encontrar gangas en el mercado, pero seguramente habrá quién tenga que vender un inmueble para terminar otro y cosas de ese tipo.