El acceso a la vivienda en Estados Unidos se ha vuelto cada vez más limitado. Un nuevo informe de Realtor.com revela que apenas el 28% de las casas en venta son asequibles para un hogar con ingresos medios, lo que refleja una pérdida importante de poder adquisitivo en los últimos años.
El peso de las tasas hipotecarias
Las tasas de interés, que se ubican en torno al 6.75%, han encarecido significativamente el financiamiento. Comprar una vivienda de 400,000 dólares cuesta ahora alrededor de 7,200 dólares más al año en pagos hipotecarios frente a lo que se pagaba en 2019.
Esto significa que, para una hipoteca de 320,000 dólares, la mensualidad es de unos 600 dólares más alta que hace unos años, lo que empuja a muchas familias a buscar casas más pequeñas, mudarse a zonas alejadas o posponer la compra.
Durante 2019, un préstamo de ese tamaño alcanzaba para cubrir el precio medio de una vivienda; hoy, para adquirir una casa típica de 439,450 dólares, sería necesario aportar un enganche cercano al 28%, algo inalcanzable para muchos compradores primerizos.
Ciudades donde más se ha perdido poder adquisitivo
Aunque en la mayoría de estas zonas aún existe una proporción mayor de casas dentro del rango asequible, la excepción es Nueva York, donde apenas el 13% de las viviendas en venta están al alcance de un hogar promedio.
Los pocos mercados donde mejoró la situación
Solo seis de las 50 principales ciudades del país registraron una mejora en el poder adquisitivo desde 2019. Cleveland, Ohio, lidera el grupo gracias a fuertes incrementos salariales: Allí, el precio de la vivienda asequible subió de 249,000 a 260,000 dólares (+4.4%). Además, en julio, la mitad del inventario disponible estaba dentro del rango de lo asequible.
Ciudades que vivieron un boom durante la pandemia, como Phoenix, Tampa y Austin, también muestran ligeras mejoras gracias al aumento en los ingresos, aunque los precios aún crecen más rápido que los salarios.
Un mercado bajo presión
La falta de asequibilidad está moldeando el comportamiento de los compradores. Muchas familias compiten por las pocas viviendas económicas disponibles, otros optan por seguir rentando, y no pocos han decidido posponer el sueño de tener casa propia.