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En 2013, el ayuntamiento se dijo incapaz de pagar la deuda de 9,000 millones de dólares y aceptó que sus cuentas municipales fuesen intervenidas. Hoy vive un resurgimiento.

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A Detroit se le considera como una ciudad nuevamente en movimiento. Durante años, fue ejemplo de decrepitud y obsolescencia urbana, pero ahora se ha convertido en un escaparate de reconversión industrial que quedó en pausa desde 1980.

Mientras Ronald Reagan ganaba la Guerra Fría, Detroit iba al abismo. El censo de 2011 demostró que la también llamada “Ciudad del Motor” había perdido más del 50% de sus habitantes en una generación y el abandono la convirtió en uno de los núcleos urbanos más pobres de Estados Unidos.

Pero un buen plan económico puede hacer que ciudades abandonadas puedan recuperar la salud con tiempo, sensatez y un tratamiento adecuado. El punto de inflexión fue en 2013, cuando Detroit se convirtió en la primera ciudad de EU de más de medio millón de habitantes en declararse en bancarrota, con un ayuntamiento incapaz de pagar la deuda de 9,000 millones de dólares y aceptó que sus cuentas municipales fuesen intervenidas.

Un aval de arte

Un año después, en diciembre de 2014, la ciudad accedió a un crédito federal de 1,700 millones de dólares y como aval, el ayuntamiento ofreció 60,000 obras de arte moderno y contemporáneo que posee el Instituto de las Artes de Detroit.

Pero actualmente los suburbios de Detroit son un lugar atractivo para vivir “y que incluso el centro de la ciudad, en pleno proceso de expansión inmobiliaria a precios competitivos, se está poniendo de moda entre profesionales liberales que quieren una experiencia urbana distinta, con personalidad y arraigo”. Detroit, en opinión del asesor inmobiliario, es “el nuevo Berlín”, una ciudad rota que ha tenido el coraje de reconstruirse.

Conocida como la Ciudad del Motor y sede de empresas automovilísticas como Ford, que acogió a 500,000 inmigrantes en busca de trabajo entre 1940 y 1945, dando inicio a la clase media industrial estadounidense y que llegó a contar con 1,600.000 habitantes en 1960, empezó a insinuarse tras la crisis del petróleo, se acentuó a partir de 1985 y parecía irreversible en torno al año 2000.

Nuevo urbanismo y arte

Parte del ejemplo de revitalización es el barrio de Fitzgerald. La revista local Detroit Curbe lo describe como “la restauración de un conjunto de cien casas que representan la mejor esencia del Detroit de los sesenta y el desarrollo a su alrededor de un nuevo entorno de excelencia urbana”.

Situado junto a la universidad de Detroit Mercy, Fitzgerald dispone de jardines comunitarios y cómodos accesos al nuevo epicentro cultural de la ciudad, Avenue of Fashion, donde se concentran los restaurantes, tiendas de diseño y galerías de arte. A orillas del río, en el vecindario de Delray, han empezado ya las obras de construcción del puente internacional Gordie Howe, una obra de ingeniería que conectará el centro de Detroit con la ciudad canadiense de Windsor y cuya inauguración está prevista para 2024.

Por entonces se habrá completado también la tercera fase de la reforma de una de las grandes atracciones turísticas de Detroit, el Museo Motown, un espacio cultural interactivo que ocupa los antiguos estudios de grabación de la legendaria discográfica Tamla-Motown, impulsora de la música soul, “el sonido de la joven América”, el sello que lanzó las carreras de iconos como Marvin Gaye, Diana Ross, Stevie Wonder, Smokey Robinson o Martha & the Vandellas.

Además, se están construyendo promociones de tanta envergadura como The Mid, el nuevo complejo residencial al norte de Mack Avenue que incluirá 250 apartamentos y un hotel de lujo con 228 habitaciones.

Además de restaurar las históricas mansiones del entorno de Brush Park, completar el Detroit Center of Innovation (el nuevo distrito de economía digital e inversiones tecnológicas) y construir un parque público y una playa urbana junto al paseo fluvial, entre otros.

Con información de El País