La vivienda de calidad digna es un Derecho Humano consagrado por la ONU. En nuestro país, esto se establece en el artículo 4° de nuestra Constitución, y desde 2006, existe la Ley de Vivienda, orientada a garantizar este derecho humano a toda la población.
Contar con un techo seguro y digno es uno de los aspectos en los que se funda la calidad de vida de la población. Por ello, en el marco de la pasada celebración del Día mundial del hábitat, analizamos cómo se encuentra la vivienda en México de acuerdo con datos oficiales.
Oferta y demanda de vivienda
De acuerdo con el INEGI, el número de viviendas habitadas en México ha crecido de 16.1 millones en 1990 a 31.9 millones en 2015, es decir, casi se duplicó en solo 25 años. Además, las familias son cada vez más pequeñas, lo que se refleja en la disminución de los habitantes promedio por vivienda, de 4.7 a 3.7 en el mismo periodo. Esto implica que se deben construir cada vez más hogares para satisfacer la demanda de vivienda.
La Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI) reportó en su último informe de 2020 que entre enero y agosto, la producción de viviendas disminuyó 13.6% comparado con 2019. El sector de vivienda económica fue el que se vio más afectado, con una disminución del 29.9%. Esto en gran parte debido a la llegada de la pandemia, que incluyó a la construcción como actividad no esencial. En mayo esa condición cambió, permitiendo que el retroceso fuera menor.
Contrario a lo que se pudiera haber previsto, la solicitud de créditos hipotecarios para vivienda nueva se mantuvo. Se han otorgado 131,520 créditos, una disminución de sólo 1.1 por ciento contra los 133,003 de 2019. Esto gracias a la disminución de las tasas de interés de créditos hipotecarios bancarios, el ofrecimiento de tasas fijas y los múltiples programas que han impulsado las instituciones de vivienda.
Calidad de las viviendas
Otro indicador importante para evaluar la vivienda en México es su calidad. En este sentido, la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) mostró en su último informe de Rezago Habitacional, correspondiente a 2018, que más de 9.4 millones de viviendas presentan un rezago importante, es decir, el 27.5 por ciento del total, predominando las viviendas construidas con materiales precarios (7.5 millones), cuyo número incrementó en 4 por ciento respecto a 2016.
Otro aspecto relevante es que de esas 9.4 millones de viviendas con rezago, 6.8 millones (74.5 por ciento) no están afiliados a un esquema de seguro social, por lo que no tienen acceso a financiamientos para mejorar sus hogares.
Disparidad económica
Muchos de los problemas en la demanda de vivienda se deben a la disparidad de condiciones económicas entre las regiones geográficas y las etnias del país. De acuerdo con el último estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), los estados con mayor porcentaje de viviendas con algún tipo de rezago se encuentra en el sur y sureste: Chiapas (78.2 por ciento), Guerrero (77.8 por ciento), Veracruz (63.9 por ciento), Campeche (61.2 por ciento) y Tabasco (60.6 por ciento). Esto coincide con la información del INEGI, que dice que estos estados presentan rezago social Alto y Muy alto.
En el mismo documento se revela que la población de etnias indígenas se encuentra en gran desventaja en cuanto a calidad de vivienda comparado con habitantes que no pertenecen a estas. 79.1 por ciento de las personas de etnias tiene rezago habitacional, el 30.2 por ciento reportó carencias en su espacio habitable, el triple que quienes no pertenecen a un grupo étnico (10.2 por ciento). Asimismo, el 56.3 por ciento sufre carencias en el acceso a servicios básicos, contra el 15.5 por ciento del otro segmento.
Programas de apoyo
Esto sin duda es una gran llamada de atención para todos los actores del desarrollo urbano. Las políticas públicas, tanto federales como estatales, deben estar orientadas en primer lugar a generar inversión para crear empleo formal, para a su vez ofrecer mayor acceso a créditos hipotecarios de adquisición y mejoramiento. Formalizar las actividades agrícolas, ganaderas y artesanales puede ser un gran impulso para los sectores más vulnerables.
En los últimos años han aparecido nuevos programas para incentivar el desarrollo equitativo de vivienda en México, como lo subsidios de la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI), nuevos esquemas de crédito Infonavit y Fovissste como Unamos Créditos, ConstruYO, Infonavit + Crédito bancario y el crédito conjunto Infonavit + Fovissste.
Recientemente surgió la iniciativa desde el Ejecutivo Federal de entregar en efectivo los créditos hipotecarios a los derechohabientes. Esto propiciaría mayores facilidades para la autoproducción de vivienda de calidad, lo cual impulsaría en gran medida el crecimiento de las poblaciones más pequeñas.
Sin duda, aún hay mucho camino que recorrer, pero ya se han puesto manos a la obra. Más allá de nuestras diferencias ideológicas, el objetivo de conseguir mayor equidad en el acceso a vivienda de calidad debe unirnos a todos.
Es responsabilidad de todos nosotros ocuparnos en mejorar estos números para celebrar en grande los próximos Días mundiales del Hábitat.