Según datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inversión en construcción disminuyó -0.4% en el mes, influenciada por un retroceso del componente no residencial de -4.5%, mientras que el gasto residencial creció 5.8%, insuficiente para contrarrestar el ajuste del primer componente.
No obstante, esta cifra contrasta con el desempeño de trimestres anteriores: de enero a junio el crecimiento fue de 11.0%, y de enero a marzo alcanzó 13.6 por ciento. En comparación, entre enero y septiembre de 2023, el crecimiento era del 19.2 por ciento. Estas cifras reflejan un marcado debilitamiento en la inversión del sector.
Por componentes, la inversión privada en construcción creció 8.1% anual de enero a septiembre de 2024, mientras que la inversión pública disminuyó -4.9 por ciento
Analistas de Monex señalaron que “el componente de la construcción suma señales de desaceleración, limitada principalmente por un menor impulso de inversión pública”.aaa
Banorte por su parte, indicó que los factores determinantes de la inversión en 2025 serán diferentes a los de 2024. En cuanto a la inversión pública, se espera un presupuesto para obras prioritarias por $189 mil millones (0.5% del PIB), con énfasis en vías férreas. Además, se proyecta que la estrategia de vivienda federal impulse la inversión residencial.
Hicieron referencia a que la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) destacó que una ventaja del gasto en infraestructura federal es que los proyectos serán realizados por contratistas civiles y no por las Fuerzas Armadas. Según la CMIC, la inversión gubernamental podría alcanzar $6 billones durante el sexenio, mientras que el sector privado espera invertir $1 billón en 2025, distribuido en obra civil (45%), edificación (43%) y trabajos especializados (12%).