Es 21 de marzo y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguran el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en la base aérea en Zumpango, Estado de México, aproximadamente a una hora 50 minutos del centro de la Ciudad de México, en automóvil.
En transporte público, el recorrido sería diferente y de mayor duración, pues la sede está alejada del área metropolitana, además de que existen obras inconclusas, como las dos entradas principales desde el Circuito Exterior Mexiquense (CEM) y desde la carretera federal México-Pachuca.
La ampliación del Tren Suburbano, que irá de la estación Lechería a la terminal aérea, hasta el 1 de marzo llevaba un avance del 14%. Según los planes del gobierno federal, la infraestructura que beneficiará a 70 mil pasajeros al día, concluirá hasta el segundo semestre de 2023.
A pesar de estos retrasos, Rabindranath Salazar Solorio, subsecretario de Gobernación, consideró que “no se entrega una obra incompleta”, pero aceptó el martes pasado que el megaproyecto iniciará operaciones con dos de seis vialidades en construcción, pero todas concluirán antes de que termine el actual sexenio.
Para el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), las vialidades para acceder al AIFA se convertirán en un ‘cuello de botella’, por lo que “la conectividad es uno de los retos” principales; tras una visita a las instalaciones, mencionaron que se desconoce el proceso para que haya comercios, transportes y accesibilidad.
La Canacintra sostuvo que la sede es segura y moderna, pero adolece de un mejor acceso; “dudo que alcance su potencial, el cual es de 20 millones de pasajeros al año; su real efectividad, dependerá de que se desarrolle la infraestructura y los accesos hacia él”, dijo José Antonio Centeno Reyes, presidente de la cámara.