De acuerdo con reporte, en México, un 26% de las trabajadoras mexicanas son emprendedoras, además, ocho de cada diez, es decir, un 82%, están en la informalidad laboral, más de 4 millones, por lo que al formalizarse tendrían más beneficios.
“Al formalizarse, podrían obtener beneficios como mejores opciones de financiamiento o acceso a nuevos mercados que deriven en mayores ingresos y oportunidades de crecimiento”, señaló el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)
Además, consolidar la autonomía económica de estas mujeres podría incrementar la productividad de la economía de México, ya que la informalidad afecta la competitividad, pues tiende a estar relacionada con menos productividad, menores salarios y limitar la capacidad de los negocios para crecer.
Esta es una de las razones por las cuales las emprendedoras en el sector formal tienen ingresos mensuales promedio 2.5 veces mayores que aquellas con un negocio en el sector informal, de 9 mil 535 pesos y 3 mil 707 pesos, respectivamente.
Características de las emprendedoras mexicanas
Con base en los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, el IMCO encontró que una emprendedora mexicana promedio tiene entre 25 y 44 años, está casada, tiene uno o dos hijos, gana 3 mil 707 pesos al mes, estudió hasta secundaria y opera en la informalidad.
A falta de empleos más flexibles, el emprendimiento es una opción para que las mujeres generen un ingreso sin abandonar las actividades en casa. Esto se hace más evidente para las 4 millones 600 mil mujeres que trabajan por cuenta propia; como se mencionó, la mayoría laboran en la informalidad.
¿Qué detiene a las emprendedoras para formalizarse?
-El costo en tiempo y dinero de la formalización. Hasta el 2019, en ocho días se formalizaba e iniciaba un negocio. Sin embargo, hay diferencias entre estados y municipios debido a que cambian los requisitos; en pocos municipios se digitalizan y simplifican los trámites, por lo que su ejecución puede tomar más tiempo de lo estipulado en la normatividad. También las emprendedoras tienen que contemplar la carga fiscal.
-Falta de acceso a financiamiento. Todo negocio requiere capital, pero para las mujeres es difícil conseguirlo por tener un acceso limitado al sistema bancario. En el 2018, un 65% contaba con algún producto financiero pero menos del 30% tenía un crédito bancario formal. Esto provocó que su principal fuente de financiamiento sea de círculos más cercanos como familias o amigos.
-Falta de conocimientos sobre administración y desarrollo de negocios. Saber de finanzas o contabilidad contribuiría a la supervivencia y el crecimiento de los negocios. Temas que se deben incluir en los programas de educación básica, ya que un 68% de las emprendedoras no alcanza estudios de educación media superior, señaló el organismo en un comunicado.