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Es bueno mantener la calificación soberana del país, evitará un encarecimiento del acceso a financiamiento a empresas y gobierno.

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Uno de los mayores temores financieros sobre México desde el año pasado, es que pierda el grado de inversión en las calificaciones soberanas, debido a la recesión que ya vivía desde el 2019 y ante la negativa del gobierno federal de implementar una política fiscal contra-cíclica para evitar una mayor contracción económica por la pandemia para este año.

El miércoles la agencia calificadora Fitch Ratings ratificó la calificación crediticia de México en BBB- para las emisiones de deuda a largo plazo en moneda extranjera. También reiteró que la perspectiva es ‘estable’, dadas políticas macroeconómicas prudentes, creíbles y consistentes, finanzas relativamente estables en un entorno de crisis y una relación deuda/PIB que se estabilizará en niveles cercanos a la media de soberanos con calificación BBB.

En particular, la estabilidad de las finanzas públicas es lo que respalda la ratificación de la calificación de Fitch.

La calificadora destacó que los esfuerzos del gobierno para incrementar la recaudación han resultado en ingresos tributarios por arriba de estimados y que la estrategia de evitar mayor endeudamiento en 2020, mantener la disciplina fiscal e implementar una reforma fiscal en 2022, ayudan a limitar el deterioro de las finanzas públicas.

Lo anterior determinará que el país registre uno de los menores déficits fiscales entre soberanos con calificación BBB durante 2020. Sin embargo, señaló que siguen existiendo problemas de gobernanza  y expectativas de bajo crecimiento en el largo plazo.

Fitch anticipa que la contracción de la economía de 2020 sea de -8.9% y proyecta un repunte 4% para 2021 y un avance moderado a ritmo de  2.5% en 2022.

Finalmente, los factores de riesgo para una revisión a la baja de la calificación se centran en cualquier deterioro de la credibilidad y coherencia de las políticas macroeconómicas, en un incremento mayor al esperado en la relación deuda/PIB o un deterioro de la gobernanza en el país que afecte el clima de negocios