De acuerdo con un análisis de Deloitte, el nearshoring es un fenómeno emergente que podría consolidar al país como hub logístico internacional.
Sin embargo, “teniendo en cuenta que el proceso de habilitar plantas de fabricación puede ser extremadamente lento, los desembolsos son progresivos y muchos de estos proyectos pueden tomar mucho tiempo para mostrar resultados”.
Asimismo, en la consultora consideran que “para aprovechar esta oportunidad, es necesario que México mejore su entorno de negocios, resuelva los problemas de suministro de electricidad y agua, incremente la inversión en infraestructura y genere incentivos para la inversión”.
Existe un gran debate sobre el impacto que tendrá en la economía nacional. Por ejemplo, si será solo de corto plazo, ya se refleja o todavía no; o bien, si llegó para quedarse, por lo que sus efectos los percibiremos en el mediano plazo y transformará la economía en el largo plazo.
Un análisis de Banorte es muy puntual al afirmar que “es importante entender que el nearshoring representa un cambio estructural cuyos efectos más importantes podrían verse en el mediano y largo plazo”.
Al respecto, el Ing. Carlos Slim Helú, presidente vitalicio de Grupo Carso, afirmó que “México se encuentra en el ‘momento correcto’ para impulsar el nearshoring, atraer nuevas inversiones”, pero este crecimiento deberá estar acompañado de desarrollo tecnológico. Y destacó que hay grandes oportunidades de negocio con la relocalización de las cadenas de suministro en México, sobre todo en el contexto de fortalecimiento de las relaciones comerciales bilaterales.
Por otra parte, también se especula sobre los potenciales beneficios que estarán concentrados en las entidades fronterizas y no en todo el país, pero, igualmente, que lo ideal es que permee a todas las regiones; por ejemplo, aprovechar el sureste con el Proyecto Transístmico, porque al final lo que importa es garantizar el flujo de suministros a Estados Unidos en muy poco tiempo, y no en numerosas semanas como las que implica llegar desde Asia.
Es un hecho que las cadenas de producción globales experimentan un marcada reconfiguración, caracterizadas por corporaciones que buscan dejar Asia, China en particular, para acercarse lo más que puedan a sus cadenas de suministro a Estados Unidos. Debido a los más de 3 mil kilómetros que tiene México de frontera con la Unión Americana, geográficamente es el mercado ideal para la relocalización de empresas.
Las evidencias que se tienen a corto plazo muestran que desde los primeros meses de 2023, México ya superó a China y a Canadá como el principal exportador de mercancías a los Estados Unidos, y se prevé la llegada de más de 450 empresas extranjeras en los próximos dos años.
Durante mayo, los principales socios comerciales de Estados Unidos fueron: México con 15.9% del total del comercio; Canadá, con 15.7%; China, con 10.8%; Alemania, con 4.6%, y Japón, con 4.1%. En conjunto, estos países representan el 51.1% del comercio total de Estados Unidos en mayo de 2023, destacando México, que había caído al segundo lugar en abril de 2023.
Por otra parte, un reporte de BBVA Research como resultado de una encuesta a miembros de la AMPIP, afirmó que “hacia 2025 se espera un crecimiento en la demanda de espacios industriales: se estima recibir 453 nuevas empresas en los próximos dos años, de las cuales 20% son de origen chino. Un promedio de 227 nuevas empresas por año entre 2023-2025, lo que representaría un crecimiento anual 9.1% por encima del periodo 2018-2022”.
Ambas son cifras muy alentadoras para el buen desempeño económico de México y son un reflejo del fenómeno nearshoring.
De acuerdo con un análisis de BBVA, “Vietnam es quizá el país donde han sido más notorios los beneficios de la actual relocalización de las cadenas de suministro globales. No solamente medido a través de su participación en las importaciones estadounidenses, la cual se duplicó en tan solo cinco años, sino también en términos de recepción de IED”.
Este ejemplo podría ser el que marque la ruta que seguirá México en cuanto a implicaciones sobre la economía en su conjunto, en particular en materia de inversión, exportaciones, demanda de espacios industriales, generación de empleo, capacitación, demanda de vivienda, entre muchas otras variables que seguiremos de cerca.
Texto Ricardo Vázquez
Foto: parceland postale / Red logistica