Alrededor del mundo, diversos municipios con visión a futuro están diseñando estrategias sobre las mejores formas para convertirse en Smart Cities.
Islamabad. Smart Cities integran usos mixtos adaptables, vivienda, espacios abiertos, transporte, infraestructura física y tecnológica sólida.
Alrededor del mundo, diversos municipios con visión a futuro están diseñando estrategias sobre las mejores formas para convertirse en Smart Cities.
Lo anterior significa crear condiciones óptimas para apoyar una economía vibrante y una calidad de vida saludable y culturalmente rica para los habitantes de la ciudad, mientras que se mantiene simultáneamente un equilibrio con el entorno que la rodea.
Las Smart Cities integran usos mixtos adaptables para derechos de tierra, oportunidades de vivienda para todos, espacios abiertos, áreas de reunión cívica, diversas opciones de transporte, infraestructura física y tecnológica sólida, además de una buena gobernanza. Esa es una tarea difícil en cualquier medida, pero una que sin embargo, ha cautivado la imaginación de líderes urbanos, planificadores, arquitectos, constructores, diseñadores de paisajes y propietarios de edificios.
Otra forma de pensar las Smart Cities es a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas –17 en total– que encapsulan los principios universales de la vida sostenible:
Smart City Detroit, del estudio Avoid Obvious Architects, es un proyecto de desarrollo mixto público y privado para reactivar la antigua capital del motor.
Edificaciones sustentables viables
Al deconstruir esta idea un poco más, queda claro que las medidas de éxito para las Smart Cities retoman las bases fundamentales de la sostenibilidad: protección del medio ambiente, responsabilidad social y resiliencia económica. Ser inteligente significa implementar una perspectiva de ciclo de vida a cada iniciativa, aplicar protocolos sólidos basados en la ciencia para monitorear y evaluar el éxito (o fracaso) de cada iniciativa en términos de resultados previstos y no deseados, y después realizar ajustes de acuerdo a las circunstancias.
Un ejemplo de esto son los edificios comerciales. El sector de la construcción comercial está a la vanguardia del movimiento Smart Cities, ya que los códigos de construcción más fuertes, los principios de construcción ecológicos y saludables, y los sistemas de clasificación como WELL, LEED y BREEAM, se consolidan en todo el mundo.
Por ejemplo, de acuerdo con el US Green Building Council, los edificios con Certificación LEED “tienen 34% menos de emisiones de CO2, consumen 25% menos de energía y 11% menos de agua, además de que han recanalizado más de 80 millones de toneladas de desechos hacia los vertederos”. Este logro es el resultado directo de la reducción del consumo de energía y agua, las decisiones tomadas al ubicar el edificio y la cuidadosa selección de los materiales de construcción.
Los avances en salud y bienestar, como el aumento en el uso de la luz natural y de productos de baja emisión, también son vitales para crear y mantener un entorno saludable y productivo que beneficie a la fuerza de trabajo. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Harvard (1) arrojó que los trabajadores en edificios ecológicos que cumplían con estrictos estándares de calidad del aire interior funcionaban a un nivel cognitivo significativamente más alto y eran más productivos que los trabajadores ubicados en edificios convencionales.
Aprovechando el éxito de los programas comerciales de construcción ecológica, recientemente se ha prestado más atención a la salud y el bienestar del ser humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedades o dolencias”.
Dado que los costos de personal oscilan regularmente entre 85% al 90% de los costos operativos, y el hecho frecuentemente citado de que una persona promedio en el mundo desarrollado pasa 90% de su tiempo en el interior, es importante que las Smart Cities se concentren en la integración de la salud humana y el bienestar en el entorno construido. Además, es claramente evidente que los empleados más saludables y felices contribuyen a los resultados del negocio a través de una mejor productividad, retención y menor ausentismo, etcétera, que a su vez es directamente proporcional a la vitalidad económica de la comunidad y la ciudad.
Dado que las ciudades generalmente tienen la concentración más densa de edificios, infraestructura, productos y transporte, es inteligente que las Smart Cities se concentren en adaptar medidas muy específicas relacionadas con el cambio climático, agua y optimización de recursos a través de diversas iniciativas como energía neta cero (Net Zero Energy Building), gestión del agua, reciclaje en circuito cerrado (closed loop recycling) y productos biodegradables, entre otros.
Sin embargo, no es suficiente dar el éxito por sentado. Debe ser demostrado. Como advertencia, consideremos un informe de 2016 del Reino Unido (2). Al examinar 50 edificios modernos, incluidos supermercados, oficinas, escuelas y centros de salud, los investigadores descubrieron que los niveles de consumo de energía fueron superiores al 300% de lo previsto en función del diseño del edificio. Las causas de estos “huecos en el rendimiento energético” varían desde el modelado deficiente inicial de la energía, hasta la mala aplicación de materiales y las dificultades para integrar las nuevas tecnologías.
Los estándares, la verificación y el monitoreo son componentes esenciales para cualquier estrategia de transición a Smart City. Siguiendo con el sector de la construcción como ejemplo, consideremos brevemente cada uno de estos componentes.
Crédito de la imagen: Environmental Health Perspectives, DOI: 10.1289 / ehp.1510037. Los ocupantes en la simulación de edificios verdes superaron a los ocupantes en la simulación de edificios convencionales en las nueve categorías. Los niveles de rendimiento fueron incluso más altos (Verde+) cuando la tasa de ventilación del aire exterior se incrementó.
Islamabad es el primer proyecto inteligente en Pakistán, al sur de Asia.
Seguimiento estricto a normativas
Los estándares proporcionan un conjunto de reglas y criterios basados en el consenso para productos (y servicios). Históricamente, los estándares en el sector de la construcción se centraban en las características de rendimiento de los productos, tales como los estándares para enchufes de recarga y de otros usos, desde lámparas de pared hasta vehículos eléctricos.
Pero cada vez más, los estándares ahora codifican requisitos ambientales y sociales específicos que un producto debe cumplir también. Ha surgido un mosaico complejo de estándares de la industria con múltiples partes interesadas, nacionales, y estándares internacionales que se han fusionado, que ahora están enfocados en atributos de productos seleccionados o múltiples, hasta —y algunas veces incluyendo— el ciclo de vida completo de cierto producto.
La verificación es el segundo componente esencial. Los principales sistemas de clasificación de edificios ecológicos y saludables requieren una verificación externa de terceros, antes de que se puedan acumular créditos. La verificación de terceros se considera el eje de la transparencia, incluso si los detalles de los métodos de producción de un fabricante están protegidos por disposiciones de confidencialidad. Los organismos de acreditación evalúan a los verificadores de terceros para garantizar que puedan aportar una perspectiva verdaderamente independiente al proceso de revisión, y para asegurar que tengan la competencia para realizar evaluaciones altamente técnicas.
Shangai Tower. Los edificios ecológicos requieren una verificación externa eficaz.
Silicon Park en Dubái comprende 142,000 metros cuadrados con transporte eléctrico.
El monitoreo es otro tema complicado. Como lo deja claro el ejemplo en el Reino Unido, un tema es verificar que los estándares se hayan cumplido inicialmente, pero otro completamente distinto es verificar que los resultados previstos y las mejoras planificadas se realicen a lo largo del tiempo. El monitoreo regular es crucial para garantizar que los beneficios previstos se estén realizando —o de no ser así— para identificar la existencia de un hueco en el rendimiento e investigar la causa.
Los avances en Inteligencia Artificial (IA) y la tecnología se han convertido en poderosas herramientas que ahora nos ayudan a tomar mejores decisiones más rápidas en base a información precisa y en tiempo real. Sin embargo, no importa cuán sofisticada sea nuestra tecnología o avanzados los materiales, no importa cuán bien intencionada sea la idea o inspirada la ejecución, la transición a Smart City dependerá de estándares bien diseñados que integren el comportamiento humano, la verificación competente y el monitoreo continuo.
Estándares, verificación y monitoreo ayudan a transicionar a ciudades inteligentes.
Eventos como el reciente Congreso Internacional de Ciudades Sostenibles (CICS 2018) celebrado en Costa Rica y varias certificaciones ofrecidas por SCS en alineación con los ODS de la ONU, tales como evaluaciones del ciclo de vida integral y de productos, cero desperdicio, huella de carbono y agua, SCS Indoor Advantage para que los productos cumplan con los estrictos requisitos de calidad del aire interior, el contenido reciclado y la certificación de espacio adecuado para quienes sufren de asma y alergias, juegan un papel fundamental en el fomento de la realidad de las Smart Cities.
Por último, las Smart Cities desplegarán y utilizarán la tecnología para lograr el equilibrio entre personas sanas y felices, la sostenibilidad ambiental y la vitalidad económica, lo que a largo plazo nos permitirá dejar un lugar mejor para las siguientes generaciones..
2. https://www.gov.uk/government/publications/low-carbon-buildings-best-practices-and-what-to-avoid
Ciudad Creativa Digital en Guadalajara.
Texto Stanley P. Mathutam
Foto: CCD GUADALAJARA / LION HDB / TFR / ARQUITECTURA Y DISEÑO
