RECONSTRUYAMOS JUNTOS VERACRUZ.
Veracruz, uno de los estados de la República más ricos gracias a su agricultura, agronomía, habitantes y relaciones comerciales. Además de su belleza natural y riqueza cultural que va desde sus ruinas arqueológicas hasta su gastronomía. Hoy se encuentra frente una catástrofe natural con más de medio millón de personas afectadas, pero lo más indignante es que gran parte de esto pudo y podrá evitarse si se hacen ciudades planeadas y preparadas
para un crecimiento demográfico.
En entrevista y análisis con ingenieros, autoridades gubernamentales, críticos, sociólogos y filósofos, analizamos las circunstancias en las que se encuentra el estado de Veracruz, las causas fundamentales que permitieron la devastación y las soluciones que ayudaran a enfrentar de mejor manera estas circunstancias.
Las consecuencias de la catástrofe natural se pueden entender si vemos la pobreza de las zonas más afectadas, así como la falta de programas para ubicar y ordenar el crecimiento poblacional, la falta de servicios de calidad, la falta de consciencia y responsabilidad del gobierno, los desarrolladores y habitantes en general que compran o construyen casas en zonas altamente peligrosas, que no cuentan con estudios de impacto ambiental y ni de protección civil.
Debe quedar claro que es una necesidad obligada el derecho ciudadano al espacio público de calidad, y por demás obvio el derecho a una vivienda digna que permita una mayor calidad de vida. Debemos generar una consciencia de responsabilidad. Hay que romper paradigmas y abrirnos a las nuevas necesidades que nos reclama un mundo en constante movimiento (cambio climático).
La falta de preparación frente a estos desastres provocó que miles de personas perdieran una parte importante de su patrimonio. El papel de los desarrolladores es fundamental en la reconstrucción no sólo inmobiliaria, sino también social que consiste en viviendas de calidad, construidas en lugares adecuados y con las condiciones de seguridad apropiadas. La oportunidad que se nos presenta cada año cuando sufrimos las consecuencias de los desastres naturales, se ha dejado a un lado, resolviendo los problemas con una visión estrecha, poco sustentable y por lo tanto temporal. En esta ocasión Veracruz puede ser el cambio y el inicio de una forma de construcción inmobiliaria, así como de un nuevo camino en infraestructura que permita asegurar el desarrollo del país y por ende de todos los mexicanos que lo habitamos.
En México, cada año nos golpea uno de estos desastres naturales, afectando la vida y el patrimonio de las familias mexicanas, así como la infraestructura del país que sientan las bases del crecimiento y el desarrollo. Vilma, por ejemplo, es considerado históricamente uno de los huracanes más agresivos del continente, afectando de manera histórica a un millón de personas con un costo económico de 75.5 billones de dólares en 2005.
Hoy, nuevamente estamos frente a una catástrofe natural en uno de los Estados más importantes del país gracias a su industria petrolera, pesquera y turística. Además de su importancia histórica y comercial gracias a sus relaciones internacionales en el comercio marítimo; Veracruz.
Desde hace poco más de 30 días, esta entidad ha mantenido la alerta roja por el paso del huracán Karl, y ha padecido las afectaciones causadas en gran medida por las secuelas del Huracán Julia en los últimos días de agosto y la entrada del Huracán Mathew en los últimos días de septiembre.
Cronología de hechos
Las circunstancias difíciles comenzaron en Veracruz a mediados de agosto, cuando las lluvias se intensificaron dejando 4 mil hectáreas de cultivos destruidos, 100 mil damnificados y la suspensión de clases en 50 municipios. Desde el 24 de ese mes la situación ya se consideraba catastrófica, pues más de 10 mil veracruzanos permanecían ya en albergues. Para esas fechas el gobierno federal no había hecho la declaración de emergencia necesarios para solicitar el Fondo Nacional para Desastres Naturales (FONDEN) por lo que la ayuda aún no comenzaba. El Gobernador del Estado Fidel Herrera Beltrán ese mismo día (24 de agosto) confirmó la alerta roja, pues ya se esperaba el impacto del frente frío número uno y la onda tropical 25, que ingresaría por el Pacífico, lo que mantendría elevados los niveles de los ríos y presas durante los siguientes días.
Durante entrevista en esas fechas, el mandatario reclamaba “Es un hecho inaudito, llevamos muchos días bajo el agua atendiendo a la población sin apoyo del gobierno federal, eso revela que el sistema de Protección Civil Nacional tiene que corregirse y las reglas de operación del FONDEN también”.
En los siguientes días, sin superar las inundaciones que ya se tenían empezó a formarse el huracán Karl en las costas de la Península de Yucatán, Belice y Guatemala. En su primera fase se consideró como tormenta tropical y se pensaba que iba a tocar tierra como huracán categoría 1. Sin embargo, el 17 de septiembre azoto las costas veracruzanas con vientos de 195 km y mareas superiores a los tres metros de altura, posicionándose como huracán categoría tres. Además de esto, las intensas lluvias provocaron el desbordamiento de 29 ríos y 44 arroyos, afectando a 400 mil personas que tuvieron que abandonar sus hogares y en general, a más de medio millón de veracruzanos. De igual manera se afectaron 478 centros escolares, 144 tramos carreteros y 97 puentes. Sin olvidar que a causa de huracán se cortó la luz eléctrica y la telefonía en la mayor parte del estado, por más de 24 horas. Tres semanas después en una gran parte de estas comunidades todavía no se puede conectar que sigue innudado.
A unos días del paso huracán, Herrera Beltrán instaló el Comité Estatal de Reconstrucción para atender los daños ocasionados por el fenómeno meteorológico, a través de los 209 municipios afectados, de 212 que tiene el estado. Las dependencias federales que lo integran son Conagua, SCT, Semarnat, Sedesol, CFE, Secretaría de Economía, Sagarpa, Secretaría de Turismo y de Educación, Banobras y Pemex. Los organismos estatales involucrados son Caev, Turismo y Cultura, Sefiplan, Secom y Sedarpa.
El gobierno anunció además la institución del World Trade Center de Veracruz como albergue para recibir a los damnificados. Las autoridades de salud del estado reforzaron también las operaciones de vigilancia epidemiológica, regulación sanitaria, salud mental y control de vectores. De manera simultánea, 400 cocodrilos se escaparon de un criadero en el municipio de La Antigua; la captura de los animales se dio incluso por parte de lugareños que, por necesidad, buscaban una recompensa.
Por otro lado, Karl tuvo un fuerte impacto en su sociedad. La descomposición social se reflejó en los actos de rapiña y robo que se dieron posteriores a las inundaciones. Eventualmente, los damnificados optaron por regresar a sus casas, a pesar de las advertencias de las autoridades para no hacerlo, debido al trabajo de limpieza de sanitaria requerido antes de que habitaran de nuevo sus viviendas. Para el 25 de septiembre, se confirmaba la cifra de 12 muertos a causa de Karl y se ponía en evidencia la falta de dirección y control de las autoridades.
En fechas recientes al cierre de esta publicación las autoridades comenzaron a realizar censos para conocer de manera más profunda la magnitud del impacto en la economía y la sociedad veracruzana, dejando entre ver que las circunstancias frente a las que está el estado son realmente alarmantes.
Algunos otros analistas y medios de comunicación han mostrado una cara distinta del desastres al explicar que las zonas afectadas han sido, en su mayoría, zonas marginales dejando dos lecturas al respecto, la primera en la que una vez más el rezago económico del país en términos de la distribución de la riqueza se hacen presentes cuando un elemento externo al país sucede y el segundo que es una oportunidad sin igual para generar mejores condiciones en la seguridad social otorgada por el gobierno, así como la seguridad que pueden otorgar los desarrolladores inmobiliarios a las familias mexicanas.
Otro de los sectores, sin lugar a dudas importante para el estado y el país, es el turismo afectado no sólo en este momento sino en las repercusiones económicas que tendrá a largo y específicamente en la reconstrucción del estado. Uno de los grandes aciertos que a este respecto se tuvieron, es que la gran mayoría de los turistas que estaban en la zona momentos antes de la entrada de Karl, fueron evacuados siguiendo un protocolo rápido y eficaz.
Hagámoslo juntos
La pregunta que se nos viene a la cabeza después de conocer los hechos, ver las historias a través de las imágenes y vivir de cerca o a distancia lo que ha pasado es ¿qué podemos hacer para que esto no vuelva a suceder? Respuestas hay miles, pero creemos que todas deben fundamentarse en una participación activa y consciente de todos los mexicanos, desde el sector en el que estemos; desarrolladores inmobiliarios, gobierno, turismo, urbanistas, ingenieros, sociedad civil y medios de comunicación
Es importante señalar que en una verdadera reconstrucción no se habla sólo de caridad, sino de responsabilidad social; la solución no sólo se encuentra en las miles de toneladas de ayuda que puedan ser enviadas a las zonas afectadas, a pesar de lo necesarias que son en el momento de crisis. La reconstrucción a fondo se trata de reincorporar lo más rápido posible a los damnificados y reactivar sus actividades sociales y sobre todo comerciales, peroahora hagamoslo con consciencia y una visión a largo plazo cimentando las bases de una nueva infraestructura y desarrollo con planes de protección civil y con requerimientos con planes y análisis de impacto ambiental. Reconstruyamos un nuevo Veracruz a prueba de los nuevos fenómenos naturales a través de una buena estrategia de prevención; este es un un tema de desarrollo con consciencia y licencias con responsabilidad. No se trata de regresar a los damnificacos a la misma situación en la que se encontraban antes del desastre -que finalmente fue la causa de los irreparables daños-, sino cimentar las bases de una nueva infraestructura económica y social que se adapte a los fenómenos naturales de la región.
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