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Históricamente, la congruencia no es un concepto que defina a América Latina. Con la llegada del Covid-19 a la región, el turismo, uno de los sectores más afectados a nivel regional y mundial, sufre de falta de coordinación en sus políticas.

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En condiciones normales, pocos rechazarían pasar vacaciones en la región para disfrutar del sol, el mar, los cocoteros y relajarse. Solo que en estos días, hacerlo, podría poner sus vidas en peligro. 

En Semana Santa, la necesidad económica de abrir el turismo choca contra la contracción económica. Ante ello, los gobiernos buscan distintas y muy variadas posibilidades. 

Pero para recuperar el turismo es necesario vacunar a la mayor parte de la gente. 

Gerardo Herrera, de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, cree que mientras el nivel de la pandemia no disminuya, no habrá recuperación. “Suena un poco esquizofrénico: Quédate en casa, pero reactivemos el turismo. Están tratando de darle oxígeno al turismo, pero no es crecimiento, eso es sobrevivir”.

En México, la pandemia ha consumido casi todo el aire turístico. Es una de las naciones con más muertos (200 mil aunque otros datos del propio gobierno ya la cifran en 321 mil), hay nuevas infecciones y menos pruebas: 158 tests por cada millón de habitantes, solo supera en la región a Haití y Nicaragua.

Aunque México fue el primero en LATAM que recibió la vacuna contra el virus —acordó 234 millones de dosis— a marzo solo la ha recibido el 1.7% de la población.

Según el reportaje de https://www.connectas.org/analisis/playa-brisa-y-pandemia/

Pesa en el país la actitud de Manuel Lopez Obrador para “no usar cubrebocas”. El país enfrenta la pandemia con medidas de seguridad muy relajadas en el afán por atraer más turismo.

Los ingresos por turismo representan casi el 10% del Producto Interno Bruto Nacional, sin embargo, en el Caribe mexicano las ocupaciones hoteleras se encuentran por debajo del 40%, asediada por los contagios y el sargazo.

En Brasil, el 25 de marzo, hubo “más de 100,000 contagios en 24 horas”. Mientras el alcalde de Río de Janeiro ordenó cerrar las playas, el presidente Bolsonaro negó la gravedad del virus y criticó la acción.

Esta semana Argentina cerró sus fronteras con éste país y recomendó a sus ciudadanos no atravesar esa frontera ni viajar a México y Chile. 

Mientras, Nicaragua anunció que “realizará más de 1,000 actividades de recreación y entretenimiento” durante esta temporada. Resulta explicable, aunque no justificable: un porcentaje importante de su población vive del turismo directa o indirectamente.

Ante la medida, Lucy Valenti, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (CANATUR) de ese país, la actividad lleva tres años consecutivos en riesgo, desde que estallaron las protestas contra el gobierno militar de Daniel Ortega. Sin embargo, las aerolíneas tampoco han retomado sus vuelos a Nicaragua, explica Valenti.

El Ministerio de Turismo de Costa Rica anunció que esa nación reabrirá sus fronteras terrestres a los vacacionistas extranjeros a partir del cinco de abril, pese al incremento de las infecciones. Ese país estudia, a nivel gubernamental, la posibilidad de presentarse como un destino libre de Covid-19 y ofrecer vacunas de forma privada a turistas.

En agosto de 2020, República Dominicana buscó reactivar el sector al abrir los aeropuertos, ofrecer seguro médico para visitantes y eliminar el requisito de prueba PCR. También aumentó las exenciones fiscales para las empresas y promovió créditos para que los dominicanos compren los paquetes de resorts.

En Puerto Rico, solo el 30% del turismo que llega a la isla lo hace con un resultado negativo, y de ese porcentaje no hay manera de identificar a los ciudadanos estadounidenses no requieren pasaporte para visitar la isla.

Mientras tanto, la más reciente orden ejecutiva incrementa los espacios de los restaurantes a un máximo 50% de capacidad, pero los hoteles no caen dentro de esas órdenes.

Sin embargo, en la región, cada oportunidad de recibir visitantes es irrepetible, y con cada día que pasa las pérdidas se hacen más ostensibles. Ante esa angustiosa espiral, algunos gobiernos toman medidas desesperadas,  que no necesariamente contribuyen a mantener en un nivel bajo el número de contagios.

Con información del reportaje de Connectas.org.