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Ahora el tema central gira en torno a la salud de los paseantes en tiempo real.

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La crisis del COVID-19 tomó a la comunidad internacional con los pies cruzados. Sin embargo, ahora se tienen que tomar en cuenta diversos aspectos para preservar la seguridad de los visitantes en la era postpandemia.

“Desde marzo 2020 el Covid-19 nos agarra todos con el pie cambiado. Todo el trabajo que se había hecho había que reestructurarlo. El problema se transformó en un momento dado, en el problema de la reputación del destino en esos primeros meses. Ahora necesito transmitir la idea de que mi destino no está tan afectado”, destacó  Mariano Torres, CEO de Sien Consulting de España.

Como parte del Foro Internacional “City 2030. To a Better Future” que se realizó en coordinación con el Instituto Mexicano de Ciudades Inteligentes Sostenibles y Sustentables (IMCISS), el especialista español destacó que actualemente, los destinos Smart deben argumentar al potencial turista “que en nuestro destino vamos a tomar las máximas precauciones para evitar el contagio”.

Cinco pilares

Sobre los pilares que deben contemplar un destino turístico inteligente, dijo, se podrían concentrar en cinco ejes: Gobernanza, sostenibilidad, innovación tecnología y accesibilidad.

“La gobernanza es el pilar que sostiene al resto, ya que es un sector transversal hacia muchas áreas, y lo hace creando mesas de trabajo interdepartamentales principalmente dentro de un ayuntamiento (o municipio) con temas de urbanismo medio ambiente y nuevas tecnologías”.

Sobre la innovación, destacó que es el motor que obliga a buscar la excelencia a través de la mejora constante, y cómo puede un destino a través de la vigilancia tecnológica, estar alerta ante cualquier novedad tecnológica que le pueda afectar.

La tecnología es el leitmotiv, así como la información a través de Big Data, para mejorar la promoción del sitio a través del Internet of Things (Iot) que brinda movilidad de los turistas en el destino, o aplicarlo al igual que la Inteligencia Artificial (IA) para predecir futuros problemas que puedan surgir.

Con lo anterior, “las decisiones para un destino turístico ya no se pueden tomar por intuición, sino que deben ser tomadas a partir de lo que muestran los datos”.

Añadió que en cuanto a la sostenibilidad social, se debe permitir la convivencia entre el turista y el vecino y que evite la exclusión social.

Modelos similares

“El modelo de una Smart Destiny y una Smart City son muy parecidos y con objetivos bastante similares. La diferencia es que en uno se pone al vecino en el centro de la ecuación, y en la otra es el turismo como el actor principal, en el que se articulan las distintas actuaciones para transformar al destino mismo”.

Para los smart destinations  se hace necesario introducir la variable de la seguridad sanitaria dentro de esta ecuación y por otro lado, gestionar la comunicación con el turista en tiempo real y de forma bien direccionada para detectar algún contagio.

“Para ello, se tiene que verificar los espacios abiertos como las playas, espacios naturales, espacios turísticos, espacios con actividades económicas, museos y mercados (…) en donde se implementen cámaras termográficas, que por ejemplo, permitan medir la temperatura de los turistas, con lo que se pueda ayudar al destino a brindar mayores garantías sanitarias”.