El mercado inmobiliario mexicano enfrenta una transformación profunda con la entrada en vigor de la nueva Ley Antilavado, que impone mayores responsabilidades a los asesores inmobiliarios en la prevención del uso de recursos de procedencia ilícita.
Para Jorge Rodríguez, Business Development Manager en Regcheq México, desde 2012 existían algunas disposiciones, pero eran poco revisadas.
Nuevas obligaciones y vigilancia más estricta
La ley establece que los asesores deberán verificar la identidad y fuente de ingresos de los compradores, así como identificar al Beneficiario Controlador, es decir, la persona que posee o controla al menos el 25% de una empresa cuando la operación se realiza a través de una persona moral.
Además, estarán obligados a clasificar el nivel de riesgo de cada cliente —bajo, medio o alto— con base en factores como el origen del dinero, la forma de pago y el perfil del comprador. Por ejemplo, una transacción con un crédito bancario será considerada de bajo riesgo, mientras que una compra en efectivo por parte de un extranjero podría ser catalogada como de alto riesgo.
“Los brokers ahora comparten responsabilidades con los notarios y deberán conocer a fondo a sus clientes, crear expedientes y notificar cualquier indicio de operación sospechosa o irregularidad”, explicó Jorge Rodríguez.
Multas y consecuencias legales
El incumplimiento de la norma puede derivar en multas que van de 20,000 a un millón de pesos, además de sanciones penales en los casos más graves. Entre las infracciones más comunes están no presentar avisos, omitir la identificación del cliente o entregar reportes incompletos.
“El reto no es solo legal, sino operativo. ¿Cómo cumplir sin detener las ventas? El momento de prepararse es ahora, porque las reglas generales salen en los próximos meses y cuando eso ocurra, la autoridad podrá empezar a revisar con todo”, señaló Santiago Morales, CEO de MoradaUno.
Profesionalización del sector
Para Morales, esta nueva etapa representa una oportunidad para profesionalizar la labor de los asesores inmobiliarios, dotándolos de mayor conocimiento y herramientas para operar con seguridad.
“La nueva Ley Antilavado ya es una obligación, pero no es para volvernos locos: su implementación es factible y marcará la nueva forma de operar en el sector inmobiliario”, afirmó el experto.