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España enfrenta una paradoja: 3.8 millones de viviendas vacías frente a una emergencia habitacional marcada por precios altos y falta de oferta real en las grandes ciudades.

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En España, acceder a una vivienda se ha convertido en uno de los mayores desafíos para la población. Comprar un piso cuesta hoy más que nunca y alquilar en ciudades como Madrid o Barcelona se ha vuelto prohibitivo. El propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha hablado de una “emergencia habitacional”.

 

Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estadística muestran una realidad difícil de entender: En el país existen 3.8 millones de viviendas vacías, lo que equivale a casi el 15% del parque total. Muchas de ellas llevan años sin uso.

 

¿Por qué hay tantas casas sin ocupar?

La paradoja se explica por varios factores. Primero, porque gran parte de esas viviendas no están donde más se necesitan. Mientras las grandes ciudades y zonas turísticas concentran la demanda, buena parte de los inmuebles desocupados se encuentran en regiones rurales como Galicia o Castilla y León, dentro de la llamada “España vacía”.

Además, muchas de esas casas no están en condiciones de habitarse. Requieren reformas que sus propietarios no pueden afrontar o pertenecen a herencias familiares donde no hay acuerdo para vender o alquilar.

Otro elemento que complica el mercado es la falta de oferta real: Aunque existan viviendas cerradas, no llegan a ponerse a disposición de quienes buscan hogar. Esto mantiene la presión sobre los precios, que en el segundo trimestre de 2025 aumentaron más de un 12%, el mayor salto desde la burbuja inmobiliaria de 2007.

 

 

El temor a los inquilinos morosos

 

A lo anterior se suma un obstáculo clave: El miedo de los dueños a arrendar sus propiedades. Muchos consideran arriesgado poner sus viviendas en alquiler por la posibilidad de enfrentarse a inquilinos que no pagan y a procesos judiciales largos y costosos para recuperar la posesión.

 

Las medidas extraordinarias aprobadas durante la pandemia, que suspendieron los desalojos de inquilinos vulnerables, siguen vigentes en 2025. Para los propietarios, esto ha generado una sensación de inseguridad jurídica: Denuncian que deben seguir pagando hipotecas e impuestos mientras no reciben la renta.

Y aunque las cifras oficiales muestran que los casos de ocupación o morosidad son reducidos en comparación con el total de viviendas, experiencias de propietarios que llevan años sin cobrar han reforzado la decisión de muchos de no alquilar.

Un mercado en tensión

La situación ha alimentado el malestar social: Jóvenes que no logran independizarse, protestas contra los alquileres turísticos y críticas a los grandes fondos de inversión que concentran vivienda en las ciudades más demandadas.

 

Mientras tanto, los expertos coinciden en que el principal problema sigue siendo la falta de oferta en los lugares donde la población quiere vivir. Poner en uso las viviendas vacías podría aliviar la presión del mercado, pero para lograrlo se necesitan reformas estructurales, incentivos y soluciones que den confianza tanto a inquilinos como a propietarios.

 

En un país con millones de casas cerradas y miles de familias buscando un hogar, la paradoja de la vivienda en España sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes.

Con información de es-us.noticias.yahoo.com