Alquilar una vivienda en México es una opción atractiva para quienes buscan establecer su hogar mientras encuentran una propiedad definitiva. Este proceso conlleva la firma de un contrato que otorga derechos y obligaciones tanto al arrendador como al inquilino, regulados por la ley para asegurar una relación de convivencia saludable.
Para Karla González Montoya, marketing manager B2C de Inmuebles24, “es importante recordar que, independientemente de que entre personas se puede llegar a acuerdos y hacer negociaciones, en el caso de quienes rentan una vivienda, la ley tiene establecidos los derechos y obligaciones que amparan a las partes. Si vamos a rentar una vivienda, es necesario dejar por escrito cualquier acuerdo que se realice respecto al mantenimiento y reparaciones del inmueble para evitar confusiones”.
Si piensas en rentar una vivienda, toma nota de lo siguiente:
Obligaciones para el arrendatario
De acuerdo con el artículo 2415 del Código Civil de la Ciudad de México, el inquilino debe informar al propietario sobre la necesidad de reparaciones lo antes posible. De no hacerlo, podría ser responsable de los daños derivados de su omisión. Las reparaciones mayores que afecten la estructura del edificio, como problemas con el techo, fontanería o electricidad, son responsabilidad del arrendador, ya que impactan la habitabilidad del inmueble.
Por otro lado, el inquilino también tiene la obligación de cuidar y conservar la vivienda en buen estado, lo que incluye tareas de mantenimiento general como el cambio de focos, pintura interior, jardinería básica y limpieza. Estas responsabilidades ayudan a mantener la vivienda en condiciones óptimas para su uso.
Derechos del arrendatario
Los inquilinos también cuentan con una serie de derechos que deben ser respetados. Entre ellos, el derecho a disfrutar pacíficamente de la propiedad durante todo el tiempo que dure el contrato (artículo 2412), y el derecho a que se realicen las reparaciones necesarias para que la vivienda sea habitable (artículo 2426).
Es recomendable que, ante cualquier duda o desacuerdo, el arrendatario dialogue con el propietario o la agencia inmobiliaria, para llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes y mantengan una buena relación.