En el vibrante mercado mexicano, la industria de los centros comerciales juega un rol crucial en la expansión de marcas internacionales, generando empleo y estimulando la economía mediante el incremento del consumo y la inversión en infraestructura.
Un actor clave en el desarrollo del sector retail en México ha sido IB Group, ya que cuenta con más de 2 mil puntos de venta bajo su administración. Tan solo, en los últimos años, ha contribuido con casi 150,000 m² en espacios comerciales, facilitando la entrada y expansión de más de 20 marcas conocidas como Champion, Chico’s, Old Navy y American Eagle, entre otras.
Se debe este logro, en parte, al crecimiento del sector de los centros comerciales en México. Según la Asociación Mexicana de Centros Comerciales (AMECIC), actualmente existen más de 900 centros comerciales en el país, con una ocupación superior al 90 por ciento. Esto representa un aumento significativo comparado con los 280 centros que existían en el año 2000.
Un punto crucial en este crecimiento fue la eliminación de impuestos adicionales entre China y México en 2012, lo que impulsó la llegada de nuevas marcas internacionales y la expansión de espacios comerciales. Este fenómeno ha sido esencial para el incremento en tamaño de centros emblemáticos como el Centro Comercial Santa Fe y Plaza Satélite, adaptándose a la demanda de marcas que buscan espacios más amplios y accesibles.
La presencia de 45 ciudades con más de 500 mil habitantes ofrece un mercado amplio y diversificado, que difícilmente puede ser superado por otro país de Latinoamérica, excepto Brasil.
Además, México se destaca por ser uno de los países más abiertos en términos de tratados de libre comercio, con acuerdos que abarcan más de 50 países y tasas de importación nulas, creando un entorno favorable para la llegada de marcas internacionales con propuestas competitivas.
Pero también, este entorno beneficia a los consumidores, quienes ahora cuentan con una mayor variedad de opciones. La competencia entre marcas internacionales y locales fomenta la innovación y la mejora continua de productos y servicios. “Esta dinámica impulsa a las marcas a adaptarse rápidamente a las tendencias locales y globales, mejorando su posicionamiento en el mercado y su oferta para el público final”, concluye Ibarra.
