El repunte del mercado inmobiliario de Chile este 2023 dependerá de tres factores importantes: el progreso de la inflación en el país, la evolución de las tasas de interés y la certeza jurídica que se dé para atraer inversiones.
Chile vivió en el 2022 una desaceleración económica posterior al boom de los retiros y las masivas ayudas fiscales, además de la elevada inflación, tasas más restrictivas, el aumento de los precios de los materiales y la escasez de mano de obra.
Los especialistas recuerdan que esta mezcla que puso en riesgo la continuidad de una gran cantidad de iniciativas de infraestructura pública, obligando a varias empresas a iniciar procesos de reorganización concursal o liquidación.
También motivó al gobierno a generar medidas para mitigar los incrementos de costos, como el reajuste extraordinario a contratos de obras públicas que estaban en marcha.
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) tiene la expectativa de que las ventas de vivienda superen los registros de 2022, pero sin alcanzar el nivel prepandemia, para beneficiar a quien busque créditos hipotecarios más fáciles de pagar.
Asimismo, resaltó que ciertas iniciativas son positivas para adquirir una vivienda, como las ofertas especiales de crédito que haría la banca para ciertos perfiles o algunas estrategias de comercialización agresivas de las inmobiliarias.
En tanto, la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) espera que en el primer semestre de 2023 se mantengan los niveles de venta del 2022 en el mercado inmobiliario chileno, con un repunte en el segundo semestre.
Siempre que la inflación descienda y la tasa de interés, especialmente en los créditos hipotecarios, se mantenga o baje, ello, acompañado de certezas desde lo político-legal y en el regreso paulatino a un buen clima de negocios.
Para otros especialistas, el repunte del mercado será leve y en el que las certezas en los trámites y permisos apoyarán el desarrollo de proyectos inmobiliarios.
GPS Property consideró que la reactivación estará relacionada con las restricciones en las líneas de financiamiento de los proyectos, la capacidad de generar liquidez de los desarrolladores, niveles de ventas de las inmobiliarias y la baja de stock.
/Con información de Emol/
