Imperios se consolidan y desaparecen; naciones se unifican o fragmentan; empresas controlan amplios segmentos de la economía mundial y, con el tiempo, se ven sobrepasadas por otras. Sin embargo, Londres, Nueva York, Ciudad de México, Jerusalén, Cádiz, París, Oxford y miles de ciudades siguen existiendo.
Salvo la gran intervención del Barón de Haussman, en el París del siglo XIX, casi todas las ciudades conservan en buena medida los trazados originales de sus centros históricos y de sus sucesivos crecimientos o ensanches.
Después del gran incendio de Londres, en septiembre de 1666, que se propagó por la estrechez de las calles, se intentó ensancharlas y convertirlas en boulevares. Sin embargo, la resistencia de los propietarios lo impidió. Las angostas calles prevalecieron.
Los mejores ejemplos de trazo están en aquellas ciudades históricas que fueron pensadas por una sola mente, como Mileto en la Grecia clásica de 500 AC, las construidas a partir de los precisos manuales de León Battista Alberti en el siglo XV, o las ciudades de la América española, diseñadas bajo las directrices de las Reales Ordenanzas de Felipe II de 1573, con sus retículas claramente definidas a partir de una plaza central con sus edificios civiles y religiosos.
De ello la importancia del trazo original de una ciudad, de un ensanche, de una colonia o incluso de una ocupación ilegal del territorio que es la forma en que crecen muchas ciudades en el mundo incluyendo las mexicanas.
Pretendía conectar el Palacio Imperial, hoy Palacio Nacional, con el Castillo de Chapultepec donde él y la emperatriz Carlota vivían.
Maximiliano nunca vio concluido el Paseo de la Reforma, que a lo largo de siglo y medio ha pasado por varias transformaciones, aunque su trazado original ha subsistido.
Otro ejemplo, más reciente, es ciudad Nezahualcóyotl, uno de los municipios metropolitanos del Estado de México. Fraccionado de manera ilegal en terrenos desecados del lago de Texcoco, Ciudad Neza creció exponencialmente a partir de los años 40 del siglo pasado como producto de la acelerada migración rural urbana a la Ciudad de México. Hoy tiene un poco más de un millón de habitantes.
Lo importante, a pesar de la precariedad de sus orígenes, es que Ciudad Neza tuvo siempre un trazo adecuado basado en una retícula con amplias avenidas y lotes centrales de gran tamaño para albergar los hospitales y escuelas que después llegaron.
En Chalco a diferencia de ciudad Neza, no existió ningún trazo rector por lo que tiene una estructura de plato roto, sin jerarquía de vialidades, con muchas calles sin continuidad y sin espacio suficiente para equipamientos sociales lo cual impide su mejoramiento.
Claramente, Ciudad Neza pudo evolucionar y consolidarse y Chalco no lo hará nunca, y todo fue por el trazo…