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Con el Mundial de Futbol 2026 en puerta, los aeropuertos de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara no solo se preparan para recibir a miles de aficionados, sino para consolidarse como espacios más eficientes, seguros y flexibles que representen la primera impresión de México ante el mundo.

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De acuerdo con JLL Latinoamérica, la transformación que se vive en estas terminales responde a cambios más profundos que un calendario deportivo.

 

La demanda de experiencias de viaje ágiles y personalizadas, la digitalización, la inteligencia artificial y nuevas formas de automatización ya forman parte de los estándares internacionales en la operación aeroportuaria.

 

También la modernización abarca aspectos de sustentabilidad, como el uso de materiales innovadores, sistemas inteligentes de ventilación y mayor incorporación de luz natural, que no solo mejoran la operación, sino que elevan la experiencia del pasajero.

 

“Los aeropuertos ya no se conciben únicamente como puntos de tránsito; deben ser confortables, dinámicos e innovadores, con capacidad de adaptarse casi de inmediato a cambios en la demanda”, señaló Arturo Bañuelos, director de Proyectos y Desarrollos de JLL Latinoamérica.

 

Y las inversiones anunciadas en las tres principales sedes del Mundial, reflejan esta visión. En Monterrey, por ejemplo, avanza la segunda etapa de ampliación y remodelación de la Terminal A, que incluye un nuevo sistema de aire acondicionado para tres edificios, tecnología de tomografía para detección de explosivos, ampliación de la subestación eléctrica y un moderno edificio para el cuerpo de extinción de incendios. Estas mejoras buscan reforzar la seguridad y elevar la eficiencia operativa.

 

 

Muestra la experiencia internacional el impacto de estas transformaciones. Un caso reciente en México es el de Tijuana, que con la inauguración del Nuevo Edificio Procesador y su conexión al Cross Border Xpress (CBX), se convirtió en un hub con 37 conexiones directas nacionales y una de las cinco terminales con mayor tráfico de pasajeros en el país.

 

Así, el Mundial 2026 será solo el punto de partida para un proceso que dejará huella en la infraestructura nacional. Más allá del evento deportivo, las obras en marcha buscan sentar las bases de aeropuertos preparados para el futuro, que fortalezcan la conectividad del país y la competitividad de sus ciudades en las próximas décadas.