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Desde abril de 2016 y hasta abril de 2018 la construcción de obras de ingeniería civil presenta un entorno recesivo. Durante 25 meses consecutivos reporta una tasa de crecimiento negativa, tan solo en abril de este año presentó un retroceso a tasa anual de -8.5% de acuerdo con datos de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

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Las cifras oficiales indican que de enero a abril esta actividad muestra un retroceso de -7.8% a tasa anual; comparativamente, en el mismo periodo del año previo, el ritmo de contracción era más acelerado, pues caía su producción en -13.7 por ciento.

Si bien el ritmo de contracción de este año es menor, la elevada dependencia del gasto público en obras de infraestructura no permiten tener condiciones para revertir la situación cuando menos en el presente año.

El periodo de contracción que presenta la actividad desde 2016 a la fecha, va acorde con el limitado presupuesto para obras de infraestructura luego de los recortes al gasto público.

Respecto a la industria de la construcción en su conjunto, analistas de Banorte señalaron que “esperamos que el mayor dinamismo observado durante los primeros cuatro meses del año continúe, particularmente impulsada por el buen desempeño en el sector de la edificación”. Sin embargo, no opinan lo mismo sobre la construcción de obras de ingeniería.

De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), al cierre del año 2017 la inversión pública nuevamente dejó de ser principal motor impulsor de la industria de la construcción. En un análisis indicó que la inversión privada en construcción fue el 74% del total y el restante 26% de inversión pública en el sector, esta última determinante en el desempeño de la obra civil.