Un día nos dijo a varios: "oigan, si se conocen, por qué no se reúnen y hacen una Asociación, es muy importante que se representen sus problemas, que puedan tener un bloque para ir con la autoridad", y nos convenció a ocho o diez que éramos. De ahí decidimos fundar la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI); nos decíamos: “vamos a verlo aquí, en mi casa o en mi oficina”. Y así es como empieza todo.
En ese tiempo, con el objetivo de ver lo que hacían otros países en desarrollo inmobiliario, decidimos realizar un viaje a París, Francia, donde estaban a punto de construir Disneylandia Europa. Fuimos a ver algunos edificios, algunos del mundo árabe, la renovación del Arco del Triunfo que se estaba desarrollando por esa zona y eso nos abrió los ojos a muchas cosas.
Allá realmente hacían una planeación antes de empezar a trabajar. Cuando fuimos a Disneylandia, no existía, había el terreno, pero estaban trazadas todas las calles, todos los servicios y donde estaría la vivienda, ¡wow! Era una planeación excesiva.
En el Arco del Triunfo, vimos cómo removieron todo el piso y sus alrededores, y cada vez que van a edificar una nueva zona en Francia, hacen realmente una planeación muy importante de todos los detalles. Esa fue nuestra experiencia.
Con nosotros iban diputados y asambleístas, porque la intención que se tenía era que todos pudiéramos entender cómo se comienza, y la verdad es que fue muy importante, no solamente porque viajar te abre los ojos del mundo, esto era algo específico y además éramos muy pocos, que casualmente muchos nos conocíamos y hemos formado una gran amistad empresarial, negocios o asociaciones con mucha gente. Fue sumamente productivo y así es como empieza la ADI.
Ajustes naturales
Al inicio, el presidente no nos gustó. Decíamos: “hay que quitarlo”, “no piensa igual que nosotros”, “solo ve por sus intereses”, “esto tiene que ser parejo”, y así fuimos creciendo. Hoy, la ADI tiene 30 años, alrededor de 80 asociados y los mejores edificios. De este último punto, en México tenemos edificios de talla mundial, tenemos grandes desarrollos inmobiliarios, campos de golf, centros turísticos, los mejores hoteles a nivel internacional de playa y de ciudad, o sea, México se ha puesto en su lugar, como debía de ser.
Y esto en gran medida gracias al desarrollo inmobiliario de la ADI y de muchos otros constructores que nunca quisieron o no les interesó pertenecer. Está bien porque esto no es a fuerzas.
Actualmente ya somos muy pocos los que quedamos de fundadores originales, y yo soy uno de ellos; me complace serlo y tengo grandes cosas que me ha dado la vida y he tratado de contribuir de alguna manera. Ya salí del consejo donde estuve 28 años, siendo el consejero que más años ha estado en ese puesto.
En aquel tiempo se empezaba a pensar en un desarrollo inmobiliario de otra dimensión, ya no en hacer edificios de 20 departamentos, sino cosas mucho más grandes. La misma evolución propició que se empezara a tener una serie de complejidades en la relación con la autoridad y con los bancos.
Los hitos del crecimiento y del cambio
En los 30 años de la ADI, creo que para cada uno de los socios, nos pueden parecer unos elementos más importantes que otros. La estabilidad económica y las tasas de interés competitivas hacen que el desarrollo inmobiliario tenga sentido, y que la gente pueda invertir en el desarrollo y comprar una casa con hipoteca. Con esa estabilidad se da un brinco, con inestabilidad y gran inflación es muy complicado el negocio inmobiliario.
México ha cambiado sustancialmente. En el desarrollo inmobiliario, pienso que México era poco institucional, había pocas empresas consolidadas haciendo desarrollo inmobiliario. No se prestaba, el desarrollo inmobiliario lo hacían familias que tenían una casa o que tenían un terreno y lo convertían en un estacionamiento, en fin, era realmente pequeño.
Para 1991, es cuando siento que empieza un poco el auge, nos empezamos a dar cuenta algunas personas que el desarrollo inmobiliario iba a ser muy importante, porque la inversión en bienes raíces para la gente, en lo individual, siempre lo había sido. El desarrollo de esos momentos daba pie a que pudieras hacer algo de inversión entre varios poseedores de activos inmobiliarios.
Se empezaba a cambiar el concepto de que una viuda tuviera dos departamentos y los rentara, a que ella pudiera tener alguna participación de un grupo inmobiliario que pudiera tener rendimientos, o por lo menos, eso fue lo que a mí me motivó a emprender en este negocio inmobiliario.
ADI Occidente
Siempre ha habido interés de crecer en la ADI, pero con mucha calidad. Aunque hay muchas otras zonas en el país en las que pudiéramos hacer capítulos, como puede ser Monterrey; en fin, las circunstancias de ADI Occidente se alinearon. Tuve la suerte de ser el consejero delegado para desarrollar al occidente, pero necesitamos crecer a otras áreas, porque esto nos da mucha fortaleza.
Uno de mis orgullos es que la ADI se ha vuelto una marca, por lo que ahora las autoridades ven a los desarrolladores pertenecientes como serios, que son institucionales y que no los van a dejar tirados.
Texto Jorge Quinzaños, Socio-Fundador de ADI y Director General de Invertierra
Foto: Real Estate Market & Lifestyle / jorque quinzaños / invertierra