CFE/ Central Presidente Plutarco Elias Calles.
El arranque de 2008 fue muy inquietante para la economía mexicana, sobre todo cuando firmas privadas de análisis, locales e internacionales iniciaron la corrección a la baja de sus pronósticos de crecimiento que habían presentado al cierre del año pasado.
El contexto internacional no puede dejar de ser inquietante, pero existen una serie de variables que ubican a la economía mexicana con un escenario donde la estabilidad financiera luce inalterable, aunque el crecimiento sin duda esté moderado respecto a 2007.
Mientras los mercados bursátiles del mundo sufren por la inestabilidad del índice Dow Jones de Nueva York, el mercado financiero nacional luce fuerte y estable. Al cierre de diciembre pasado en sus operaciones al mayoreo la paridad del peso frente al dólar se ubicó en 10.85 unidades, mientras que al cierre de marzo su cotización se colocó en 10.69 unidades, su mejor nivel en más de dos años.
La fortaleza del tipo de cambio, independientemente de las variables fundamentales de la economía (cuentas externas manejables), también se debe a los flujos de capital que sigue reportando México. Y es que en los tres primeros meses del año en curso, las reservas internacionales del Banco de México (Banxico) han establecido máximos históricos constantes; por ejemplo, al pasado 28 de marzo se ubicaron en 82 mil millones de dólares (mdd), a diferencia de los 77 mil 991 mdd al cierre de diciembre pasado, es decir 4 mil 700 mdd más en tres meses.
La entrada de capitales (precios del petróleo, exportaciones, inversión extranjera, remesas, etcétera) ha sido superior a las salidas de dólares, lo que explica por qué el tipo de cambio mantuvo una gran fortaleza en el primer trimestre del 2008. Mantener un peso fuerte es fundamental para la estabilidad macroeconómica y más aún en estas etapas de inestabilidad internacional.
Gracias a dicha fortaleza cambiaria, la inflación se ha logrado controlar. Basta recordar el escenario de incertidumbre que generó la "Reforma Fiscal" aprobada el año pasado y que entró en vigor al inicio del presente, y pese a ello la inflación anual en diciembre pasado, que se ubicó en 3.76 por ciento, bajó a 3.72 por ciento en febrero, es decir, no se ha presentado presión sobre los precios al consumidor.
Por el contrario, las expectativas inflacionarias para todo el año se han ido ajustando a la baja, desde un máximo de 3.87 por ciento a 3.73 por ciento en marzo, aunque en abril repuntó a 3.98 por ciento de acuerdo con la encuesta de expectativas que realiza entre especialistas del sector privado el mismo Banxico.
La suma de ambas variables (tipo de cambio e inflación) ha mantenido muy estables las tasas de interés,
Francisco Gutiérrez, Dir. de estudios y planeación estratégica de Scotiabank.
Corrección de pronósticos
Al cierre del año pasado, el consenso de los analistas en México tenía un pronóstico de crecimiento para 2008 de 3.33 por ciento, pero este ha ido ajustándose a la baja hasta alcanzar un 2.77 por ciento, de acuerdo con la encuesta de expectativas que mensualmente realiza el Banxico. En particular, el Centro de Análisis y Proyecciones Económicas para México (CAPEM) ajustó a finales de enero pasado desde 3.5 a 2.6 por ciento su pronóstico de crecimiento del PIB para 2008.
Para esta firma que dirige el economista Antonio Castro, el crecimiento será de la siguiente manera: primer trimestre, apenas 0.4 por ciento; segundo trimestre, 3.6 por ciento; tercer trimestre, 2.9 por ciento y; 3.3 por ciento para el último.
Para CAPEM "se espera que el bajo dinamismo de la economía estadounidense se mantenga durante el primer semestre del año, recuperándose en los últimos meses; ello afectará las exportaciones y la producción asociada al comercio exterior, en especial la del sector manufacturero".
Por su parte, la dirección de estudios y planeación estratégica de Scotiabank, dirigida por Francisco Gutiérrez, desde finales de enero también corrigió sus pronósticos de crecimiento, tanto de México como de Estados Unidos. Para el caso del vecino del norte, corrigió desde 2.6 a 2.1 por ciento, considerando que el crecimiento de la economía estadounidense está en riesgo y que por ello se instrumenta una política monetaria expansiva y se pudiera adicionar una política fiscal también expansiva. Una consideración importante que hacen los especialistas de esta institución es que: "Es un hecho que los Estados Unidos atravesará por un periodo de bajo crecimiento, con impacto negativo sobre la economía mexicana, particularmente en el sector exportador. Una desaceleración-recesión pequeña, en profundidad y tiempo, de los Estados Unidos, tendría un impacto moderado sobre la economía mexicana. Por el contrario, una recesión mayor, en profundidad y extensión, impactará al empleo y afectará también al sector de los servicios no comerciales de la economía mexicana".
Sobre México, en particular, señaló que enfrentará un entorno externo de bajo crecimiento, negativo para su ciclo económico y particularmente difícil para la actividad manufacturera. Pero además de la salud macroeconómica y financiera, México presenta en la actualidad una serie de circunstancias, elementos de política económica y de políticas públicas que actuarán a favor de su ciclo de crecimiento.
Adolfo Albo, Economista en jefe para México de BBVA Bancomer
"La economía mexicana tendrá estímulos domésticos que contrarrestarán la desaceleración externa, como son: mejoría en el ambiente de inversión, fortalecimiento de las finanzas públicas y en la viabilidad energética del país, aumento en la calificación de la deuda soberana, impulso a la construcción de infraestructura y vivienda, crecimiento en el gasto público y crecimiento de las exportaciones mexicanas a otras zonas económicas del mundo. Además, las tasas de interés en vez de seguir subiendo estarán estables e incluso pudieran bajar más adelante, lo que eventualmente daría cierto estímulo también a la economía por vía del financiamiento".
Bajo este escenario, Scotiabank ajustó a la baja su pronóstico y crecimiento para México en 2008 de 3.6 a 2.9 por ciento. Una opinión adicional es la de Adolfo Albo, economista en jefe para México del servicio de estudios de BBVA-Bancomer, quien expresó que la previsión de crecimiento de Estados Unidos es de 1.7 por ciento para 2008, con una recuperación moderada en 2009.
Respecto a México dijo que desde finales del 2007 se observaron señales de una moderación pero no de una fuerte desaceleración. Recordó que en el último ciclo, "la economía mexicana ha crecido por encima de Estados Unidos y en ese periodo, la correlación del PIB Mexicano con el ciclo de producción industrial en Estados Unidos se ha reducido", lo que se traduce en un menor impacto de la economía estadounidense sobre México.
Central Termoeléctrica "Altamira" Tamaulipas.
Agregó que las variables que serán el soporte de crecimiento local son:
- Ciclos más ordenados.
- Fortaleza relativa de la demanda interna, flujo de crédito al sector privado.
- Mayor diversificación de exportaciones.
- Margen de políticas anti-cíclicas:
inversión en infraestructura.
- Excedentes petroleros históricos.
A manera de conclusión, Adolfo Albo señaló que la crisis de la economía de Estados Unidos "tendrá repercusiones sobre la mexicana, sin embargo, conviene recordar que los fundamentos actuales son muy distintos que los de episodios anteriores, por lo que habrá un ajuste más ordenado, sin crisis financiera".
Agustín Carstens, Secretaria de Hacienda y Crédito Público.
Derivado de lo anterior, BBVA-Bancomer revisó a la baja el pronóstico del PIB de México en 2008 de 3.4 por ciento a 2.7 por ciento y donde trimestre a trimestre crecerá: 3.4 por ciento en el primero; 3.0 por ciento en el segundo; 1.7 para el tercero y 2.6 por ciento en el último trimestre de 2008.
Por todo lo comentado, no cabe duda que la demanda interna será el principal soporte de la economía mexicana durante el año en curso.
Durante el año 2007 la economía mexicana experimentó un crecimiento de 3.3 por ciento, ligeramente superior a lo esperado, mientras que para el 2008 esperamos que supere ligeramente el 2.7 por ciento.
Estación Petrolera.
Visión oficial
Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México.
A finales de enero pasado, Banxico, liderado por Guillermo Ortiz, declaró que estimaba un crecimiento para 2008 de entre 2.75 y 3.25 por ciento para la economía local luego de haber mantenido un pronóstico de 3.25 a 3.75 por ciento.
Pero el pasado 14 de marzo señaló que "en México la actividad económica se desaceleró durante el último trimestre de 2007, inducida por un crecimiento más reducido del consumo y de las exportaciones no petroleras. La información preliminar para los primeros meses de este año sugiere que la desaceleración ha continuado a un ritmo moderado. Es pertinente señalar que los riesgos a la baja para el crecimiento en nuestro país se han incrementado", por lo que no dudamos que en el corto plazo corrija su pronóstico de crecimiento.
Para la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en voz de Agustín Carstens, secretario de la dependencia, México está mejor preparado para hacerle frente a la desaceleración de los Estados Unidos, por contar con tres grandes diferencias que hoy no dan mayor fortaleza respecto a la más reciente crisis (2001):
Contar actualmente con un sistema financiero sano y fuerte, y una banca que se ha comprometido con el crecimiento a través del otorgamiento de crédito.
Una reforma fiscal que permite recursos adicionales para las finanzas públicas; que a su vez permiten el incremento en el gasto de algunos sectores, entre ellos en infraestructura a través del Fondo Nacional de Infraestructura. Como parte de ello, también los precios del petróleo elevados contribuyen a mejorar el gasto público.
El programa de 10 medidas para darle un impulso adicional a la economía.
Para el secretario de hacienda, estos tres pilares permiten una política contracíclica que nos hacen más fuertes para atenuar el efecto Estados Unidos. "Es la primera vez en décadas que tenemos instrumentos, tenemos fichas para enfrentar las turbulencias del exterior".
"Con esto, la Secretaría de Hacienda se siente bastante confiada de que podremos alcanzar el pronóstico último que hemos dado sobre el crecimiento económico para este año, de 2.8 por ciento, y que eventualmente para 2009 esto se refleje en tasas de crecimiento mucho más altas", concluyó Carstens.
A manera de conclusión podemos decir que analistas y consultores del sector privado y funcionarios públicos tienen un alto grado de coincidencia sobre la desaceleración esperada para la economía mexicana, pero donde habrá una mayor resistencia a la posible recesión estadounidense respecto a lo que sucedió en 2001, y sobre todo, una expectativa positiva dentro de este escenario internacional adverso para el mercado doméstico.
Central termoeléctrica Felipe Carrillo Puerto o "Valladolid", Yucatan.
¿Vacunados del efecto Estados Unidos?
Para Francisco Gutiérrez, hasta el momento todos los indicadores del cierre del 2007 y de inicios del 2008 se mantienen bastantes positivos. "Los indicadores de inversión, empleo, consumo y producción (enero y febrero), son consistentes porque la economía mexicana mantiene un buen ritmo de expansión. En el primer trimestre los datos conocidos son compatibles con un crecimiento del PIB superior a tres por ciento. Es una realidad, no está habiendo una crisis, la pregunta es por qué".
Para el analista hay cuatro factores que explican esta situación. "Primero que la salud macro-financiera de México, a diferencia de otros periodos de recesión en Estados Unidos, es sólida y eso de entrada nos agarra mejor parados".
Segundo, "pareciera que la política fiscal contra cíclica que ha comentado el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, está teniendo cierto grado de efectividad, porque el gasto del gobierno va a crecer casi nueve por ciento en términos reales este año. Ya se echó a andar un Plan Nacional de Infraestructura que inició con un fondo líquido de 40 mil mdp y las medidas más recientes de apoyo a la economía por 60 mil mdp entre facilidades fiscales y financiamiento. Algo están ayudando en términos de un gasto público más rápido y más expedito, sin aumentar el déficit fiscal".
También está contribuyendo la devaluación del dólar frente al euro, el yen y la libra, que estimula el crecimiento fuerte de las exportaciones estadounidenses a Europa y Asia. México se beneficia porque muchas exportaciones mexicanas a Estados Unidos son integradas en productos que posteriormente se venden a aquellos mercados, explicando así, buena parte del por qué no se han detenido las exportaciones mexicanas. Adicionalmente, nuestro país está incrementando sus ventas directamente a Europa y Asia debido a la competitividad del peso frente a esas monedas".
A diferencia de otras crisis estadounidenses, "en estos momentos el sector financiero mexicano funciona muy bien. Ahora los bancos y demás instituciones financieras están incrementando su financiamiento. En otros periodos de crisis se cortaba el financiamiento externo y se detenía el crecimiento interno; ahora no es necesariamente que se haya cortado el financiamiento externo, sino que se tiene ahorro interno para seguir financiando el crecimiento del consumo y de la inversión".
Entonces, combinando toda la salud macro-financiera, la política fiscal, la competitividad de las exportaciones mexicanas y un sistema financiero fuerte, el impacto de la desaceleración industrial y general de la economía de Estados Unidos será mucho menor sobre la economía mexicana que en otras épocas, afirmó Francisco Gutiérrez.
Por ello, pronosticó que pareciera que aún con un escenario de crecimiento en Estados Unidos para todo el año 2008, de apenas 1.1 por ciento, México podrá crecer en alrededor del tres por ciento.
Gutiérrez reconoció que hay que esperar un poco para ver un escenario más claro, pero descartó ver o pensar que la economía va crecer mucho menos que lo que esperamos hasta ahora.
Finalmente, señaló que el estímulo de política económica del que todo gobierno puede echar mano, en México está descansado únicamente en la parte fiscal, ya que la parte monetaria no parece tener ni espacio ni justificación; lo que a su vez permitiría que las tasas de interés de referencia del banco central se mantengan en el mismo nivel, en el corto plazo