A diferencia de la crisis de 1994-1995, cuando la banca quebró y fue determinante en la magnitud de crisis económica y financiera que se vivió −en particular cuando los créditos hipotecarios se volvieron impagables−, la situación económica adversa de 2020 cuenta con una banca sólida y una cartera hipotecaria sana.
De acuerdo con información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al cierre de junio de 2020, la banca reportó un índice de cartera vencida total de 2.14%, que comparada con el 2.09% de un año atrás, apenas se observó un repunte de cinco puntos básicos.
Las cifras son contundentes: La cartera de crédito de la banca es sana, lo que se confirma con un índice de cartera vencida (incluye crédito al consumo, vivienda y empresarial) que se mantuvo muy estable y en niveles muy bajos hasta el cierre del primer semestre del año en curso.
Adicionalmente, también se reportó un Índice de Capitalización (ICAP) de la banca de 16.51% al mes de junio, que es el doble del requerimiento mínimo.
Cifras de la CNBV indican que, al sexto mes de 2020, los 50 bancos en operación se ubicaron en la categoría I de alertas tempranas, cumpliendo con el requerimiento mínimo de capitalización de 8%; más el suplemento de conservación de capital de 2.5% constituido con capital fundamental, lo que suma un nivel de ICAP de 10.5 por ciento.
Sin embargo, dada la situación que vivimos, con una gran pérdida de empleo, los ajustes en los ingresos de muchas personas y empresas con serios problemas de liquidez por la recesión económica, necesariamente implica que tanto las unas como las otras cuentan con menores recursos y, por lo tanto, su capacidad de pago se ha mermado en forma considerable para hacerle frente a sus obligaciones financieras.
Es por ello, por lo que diversos análisis prevén un repunte en la cartera vencida de los bancos después de que se terminen los programas de apoyo que se instrumentaron al inicio de la crisis de salud por el nuevo Coronavirus.
Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, declaró que la banca comercial en el país podría enfrentar complicaciones una vez que terminen los programas de diferimientos de pagos. Agregó que las instituciones deberían ser prudentes y contar con las reservas necesarias para mitigar los efectos adversos por posibles incumplimientos y contingencia.
Sin embargo, especialistas del sector privado son muy puntuales en que las carteras con mayor riesgo son las de crédito al consumo, particularmente las tarjetas de crédito y el de Pymes.
En lo que respecta al portafolio del crédito a la vivienda, no debemos olvidar que los créditos hipotecarios tienen adheridos un seguro de desempleo, por lo cual, además de los programas de apoyo que lanzó la banca −que iban de cuatro a seis meses en el diferimiento de pagos−, éste será un elemento adicional que proteja a los acreditados que perdieron su empleo durante un periodo determinado.
No ha sido preocupante
Desde que la banca regresó a otorgar crédito hipotecario hace 20 años, realmente no ha sido un tema que preocupe la cartera vencida en materia hipotecaria, toda vez que la banca ha seguido criterios prudenciales en el otorgamiento de crédito; es decir, ha sido muy disciplinada en cuidar la solvencia crediticia de los potenciales clientes y en donde el buró de crédito ha jugado un papel relevante.
Durante la crisis de 2008-2009, se observó un repunte relativamente moderado de los índices de morosidad del crédito hipotecario. Considerando los cierres de año, en 2007, se reportó un índice de cartera vencida de 3.12%, que pasó a 3.52% (2008), y alcanzó un máximo de 4.63% en 2009.
De la mano con la recuperación económica y la generación de empleo, el Índice de Morosidad (IMOR), retomó su movimiento de baja en forma paulatina hasta que en 2012 se ubicó en 3.44%, pero la crisis que se observó en 2013 nuevamente propició un repunte en el Imor de la cartera hipotecaria a niveles de 4.02 por ciento.
A partir de entonces, nuevamente se observó que año con año, durante cinco consecutivos, fue bajando progresivamente el nivel de cartera vencida hasta 2.63% al finalizar el 2018.
Al cierre de la presente edición, el Imor de la cartera de crédito a la vivienda de la banca se ubicó en 3.13% al término del primer semestre del año en curso, un nivel que por sí solo es muy sano; aunque observó un repunte de 48 puntos base respecto al mismo mes de 2019, cuando se ubicó en 2.65 por ciento.
No se descarta que durante el segundo semestre sigan con una tendencia de alza, pero hasta ahora, no hay señales que prendan focos de alerta para la cartera hipotecaria.
Portafolio sólido
Las carteras de los bancos se mantienen muy sanas, las cifras de morosidad así lo indican. Además de que, pese a la crisis que experimentaron todos los bancos, siguen colocando crédito y bajaron recientemente sus tasas de interés a nuevos mínimos históricos.
Asimismo, no se observan cambios en las políticas de créditos de los bancos, y mucho menos que se tomen medidas para restringir el otorgamiento de estos.
Si algo ha caracterizado a los bancos en las últimas dos décadas, ha sido su disciplina a la hora de originar nuevos financiamientos para adquirir una casa o departamento, lo que es parte de la fortaleza que muestran. De igual manera, ninguna institución bancaria ha flexibilizado la forma de otorgar crédito, lo que también es una ventaja para mantener una cartera sana.
Por lo que respecta a la cartera del Instituto Nacional del Fondo para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit), el análisis de BBVA México denominado ‘Situación Inmobiliaria México. Primer semestre 2020’, señaló que “la calidad del portafolio se mantiene adecuada, pues ronda el 8% a pesar de atender al segmento más riesgoso del mercado. La morosidad de su cartera solo supera el 10% si se considera a la cartera en prórroga junto a la porción vencida. En cualquier caso, los fondos del instituto son suficientes para cubrir una contingencia.”
En cuanto al Fovissste, afirman que es una historia muy similar, pero para un segmento medio y con una morosidad controlada de alrededor de 7 por ciento.
“Ninguno de estos dos institutos públicos muestra señales de una cartera deteriorada pese a la fuerte colocación de hipotecas que han hecho durante los últimos 15 años”, apuntó el análisis anteriormente citado.
Riesgos
Es inevitable hablar de riesgos. Considerando que la demanda de crédito hipotecario depende en gran medida del empleo formal, que se ha visto seriamente afectado por la crisis que actualmente vivimos. De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de enero a julio del año en curso, se perdieron aproximadamente 925 mil 490 empleos formales. Otro riesgo es la disminución de los salarios que han experimentado muchas personas.
Derivado de esto, 136 mil 267 créditos del Infonavit cayeron en cartera vencida para incrementar a 11.4% su nivel. A diferencia de enero, cuando fue de 9.6 por ciento.
Lo mismo aplica para los créditos de la banca, solo que debemos insistir que el mecanismo de protección ‘seguro de desempleo’ es un colchón importante para el segmento una vez que termine el programa de diferir pagos.
Texto Eunice Martínez
Foto: DSK / financial lawyer